Jueves de la I Semana de Adviento
Cada uno de nosotros sabemos qué cimientos hemos puesto en nuestra vida. Sabemos y tenemos certeza de la grandeza de tener una vida de fe plena que da sentido a nuestra existencia; pero resulta atractiva la oferta de vida desenraizada. Tendremos que elegir. Adviento es una oportunidad única para asentar los cimientos de nuestra vida.
Mt 7,21.24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
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