viernes, 26 de abril de 2024

Brille así vuestra luz...

 San Isidoro, obispo y doctor

Viernes de la IV Semana de Pascua

La responsabilidad del discípulo es grande. Ha recibido la luz, la sal, la esencia de la vida feliz del creyente; pero no lo ha recibido para quedárselo de manera egoísta. La felicidad recibida solo crece cuando se hace extensiva a los demás. El amor sufre del mismo mal, que si no se da a los demás no crece ni aporta sentido a nada de lo que hacemos. Por eso nuestra misión es extender el amor del Padre a todos y hacerlo como luz y sal en nuestro entorno.



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Mt 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

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