domingo, 28 de abril de 2024

Permaneced en mí...

 V Domingo de Pascua

Solo hay una forma de dar fruto, de ser luz y sal, de anunciar verdaderamente el mensaje de Jesucristo: estar unidos a él. De lo contrario corremos el grave peligro de desvirtuar el mensaje al desligarlo de su autor. Correremos el riesgo de personalizarlo, edulcorarlo, aislarlo, desarraigarlo… en definitiva de hacer todo menos lo que realmente es. Perder nuestra identidad es el más grave de los peligros que corremos los discípulos.


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Jn 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

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