lunes, 7 de abril de 2025

Ni me conocéis a mí ni a mi Padre...

San Juan Bautista de la Salle 

Lunes de la V Semana de Cuaresma

Cuanto ruido hicieron los fariseos hasta acabar con Jesús, pensando que así acabarían con la voluntad de Dios. Los maestros de la ley se convirtieron, con sus interpretaciones humanas, en los primeros perseguidores del Hijo de Dios. Asún así no silenciaron la voz de Dios. El silencio de Dios tuvo un triunfo efímero, el mutismo que sucede entre la cruz y el sepulcro vacío. Aunque para ellos el silencio de Dios se hace eterno, porque sus sentidos no son capaces de percibirlo. Y ahora la pregunta ¿tenemos abiertos los sentidos para percibir a Dios o nuestro fariseísmo nos lo impide? Cuaresma es permanecer despierto, sensible y dispuesto a la constante interpelación de Dios.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Jn 8,12-20

En aquel tiempo, Jesús habló de nuevo a los fariseos, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».

Le dijeron los fariseos: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».

Jesús les contestó: «Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».

Ellos le preguntaban: «¿Dónde está tu Padre?».

Jesús contestó: «Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».

Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario