lunes, 21 de abril de 2025

No temáis, id...

Lunes de la Octava de Pascua

Las mujeres acuden al sepulcro y lo encuentran vacío. Entre ellas cunde el miedo, que se entremezcla con la alegría por la ausencia del cadáver y lo que ello puede significar. Jesús sale a su encuentro y hace que el miedo se disipe. El miedo paraliza, bloquea y ahoga a quienes lo sufren. Superarlo empuja a ponerse en camino. Abre horizontes nuevos, conduce a Galilea. Frente a esta actitud está la de aquellos que se resisten a ver la verdad, a reconocer la novedad y a afrontarla. Su resistencia es férrea, pero no conduce a nada, solo al sinsentido. Ahora nos toca a nosotros quedarnos o ponernos en camino.


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Mt 28,8-15

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.

De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:

«Alegraos».

Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.

Jesús les dijo:

«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:

«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».

Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.


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