Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote
Jueves de la X Semana de
Ordinario
La
oración de Cristo por sus discípulos es la oración de Cristo por su iglesia. La
oración de un pastor por su pueblo, sabiendo que Jesús es el “buen pastor”. El
que cuida y protege al rebaño al tiempo que se preocupa de manera incesante por
aquellos que se alejan. El buen pastor que muestra el camino de la Verdad y que
es el hombro en que descansar la desesperanza y el cansancio.
Jn 17,1-2.9.14-26
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:
«Padre,
ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti y,
por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a todos los
que le has dado.
Te
ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque
son tuyos.
Yo
les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los
guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos
en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los
envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que
también ellos sean santificados en la verdad.
No
solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de
ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo
les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el
mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado
a mí.
Padre,
este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación
del mundo.
Padre
justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido
que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para
que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
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