IV Domingo de Pascua
Juan nos presenta a Jesús como un
pastor diferente. No como los anteriores en Israel. No es solo el que denuncia
los abusos cometidos con el rebaño. No. Este pastor de ahora conoce a sus
ovejas, les infunde vida y no permite que nada ni nadie las arrebate de su
cuidado. Jesús se muestra delicado, cercano, pero también transmite seguridad y
esperanza. Como el todo, lo que une al Pastor y a sus ovejas es el amor.
Jn 10,27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo
las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para
siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más
que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno».
No hay comentarios:
Publicar un comentario