viernes, 8 de agosto de 2025

Si alguno quiere venir en pos de mí...

 Santo Domingo de Guzmán

Viernes de la XVIII Semana del T.O.

Las condiciones del discipulado son claras. Los discípulos debemos estar dispuestos a seguir la misma suerte que el maestro. Y seguimos a un crucificado. Eso significa que el camino no es una ruta fácil, exenta de dificultades y obstáculos. Pero nosotros sabemos que el final no es la victoria de la muerte, sino la recompensa de la vida eterna.


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Mt 16,24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.

Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».

jueves, 7 de agosto de 2025

Bienaventurado tú, Simón...

 Jueves de la XVIII Semana del T.O.

El papel de Pedro en la Iglesia no es fruto de la inteligencia humana, ni de la formación, ni del poder o la autoridad militar o política. Es fruto de la fe. Reconocer a Jesús como Hijo de Dios es un don. Por eso debemos entender bien la autoridad de Pedro y del papado, tantas veces confundido con un poder terrenal al modo de los estados. Con ejército, ideología política y capacidad para legislar. La autoridad de Pedro y del papado brotan del servicio a los demás, a la Iglesia. Por eso se entienden las palabras de los últimos papas que nos dicen que recemos por ellos… Sigámoslo haciendo, para que unidos a Cristo sirvan a la construcción del Reino.


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Mt 16,13-23

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».

Ellos contestaron:

«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Simón Pedro tomó la palabra y dijo:

«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».

Jesús le respondió:

«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:

«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».

Jesús se volvió y dijo a Pedro:

«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

miércoles, 6 de agosto de 2025

Este es mi hijo, escuchadlo!!

 Transfiguración del Señor

Miércoles de la XVIII Semana del T.O.

Asistimos a esta maravillosa representación de la esperanza que se esconde tras el camino que Jesús va a comenzar. Ante el fracaso aparente de la cruz, aparece la verdad de su destino, que no es otra cosa que hacer la voluntad del Padre. Y el Padre nos lo presenta como su Hijo, y por ello merece la pena que lo escuchemos. Los discípulos quieren que el momento perdure, pero Jesús nos aclara que la luz apenas vislumbrada se realiza en el camino.


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Lc 9,28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía lo que decía.

Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.

Y una voz desde la nube decía:

«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».

Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

martes, 5 de agosto de 2025

¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo...!

 Dedicación de la Basílica de Santa María

Martes de la XVIII Semana del T.O.

A pesar de haber pasado un día intenso junto a Jesús y de haber asistido a la multiplicación de los panes y los peces, al llegar la noche los discípulos siguen teniendo dudas. El silencio de Dios, su lejanía hace que ante la dificultad se acerque el miedo, eso que todo lo paraliza. Y curiosamente el miedo aleja aun más al hombre de Dios. Solo cuando reconocen al Señor en medio de la noche parece que se disipan las dudas. El camino del discípulo es un caminar expuesto, pero no es un caminar individualista, está unido a la fe, a Dios y ello es lo que aporta seguridad.


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Mt 14,22-36

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.

Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo enseguida:

«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le trajeron a todos los enfermos.

Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

lunes, 4 de agosto de 2025

Se compadeció...

 Juan María Vianney, presbítero

Lunes de la XVIII Semana del T.O.

A Jesús le seguía una multitud. Una multitud desesperada, desilusionada y con escaso futuro. Y en él vieron motivos para vivir. Jesús no defraudó a la multitud. No les vendió un discurso vacío. No les ofreció palabras huecas. Les ofreció palabras que se cumplieron. Se compadeció. Se puso a su lado, les comprendió y sufrió con ellos. Curó a los enfermos. ¡Cuántas heridas tenemos que necesitan sanar y cicatrizar! Y les dio de comer. Alimentó su esperanza con futuro, pero también sació su hambre. Hoy lo sigue haciendo.


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Mt 14,13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.

Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».

Jesús les replicó:

«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».

Ellos le replicaron:

«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».

Les dijo:

«Traédmelos».

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

domingo, 3 de agosto de 2025

Necio...

 XVIII Domingo del T.O.

Es muy difícil hoy no sucumbir, de una u otra manera, a la tentativa de regirnos por los criterios del dinero. Da igual en qué ámbito. Pero casi todos los criterios de éxito se miden en la cantidad de bienes que eres capaz de consumir o de acumular. Pero ¿eso hace al ser humano más feliz? ¿Eso dota de sentido a la existencia humana? Por encima del dinero, del mercado, de la riqueza el cristiano tiene otros valores de categoría superior. Ahora depende de nosotros sucumbir a unos o buscar los otros.


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Lc 12,13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:

«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le dijo:

«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».

Y les dijo:

«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:

«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:

"¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha".

Y se dijo:

"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente".

Pero Dios le dijo:

"Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?".

Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

jueves, 31 de julio de 2025

¿Habéis entendido?

 San Ignacio de Loyola

Jueves de la XVII Semana del T.O.

El final del discurso de las parábolas del reino nos deja otra enseñanza a tener en cuenta. La siembra se recoge al final del proceso y los frutos buenos hablan del reino y de todo lo bueno que el reino de Dios ha sembrado en los corazones de la humanidad. Todo lo que ha sido capaz de transformarse. Lo malo, lo que no aporta, lo que no suma ni construye será echado afuera. Aun estamos a tiempo de dejar que la semilla del reino transforme nuestras vidas para que nos convirtamos en constructores del nuevo mundo.


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Mt 13,47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Habéis entendido todo esto?».

Ellos le responden:

«Sí».

Él les dijo:

«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

martes, 29 de julio de 2025

Andas inquieta...

 Santa Marta

Martes de la XVII Semana del T.O.

Tan importante como la acción, en la actividad pastoral y en nuestra vida, es la oración. Jesús no menosprecia el trabajo de Marta. Tampoco premia en exclusiva la tarea de María. Jesús advierte del peligro de hacer que la actividad se convierta en activismo y acabe por arrinconar la oración. Porque la acción evangelizadora no tiene sentido si no está en comunión plena con Dios y la comunión se acentúa en el diálogo íntimo con el Señor.


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Lc 10,38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:

«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».

Respondiendo, le dijo el Señor:

«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

lunes, 28 de julio de 2025

El reino de los cielos se parece...

 Lunes de la XVII Semana del T.O.

¡Cuántas veces elogiamos los frutos pastorales como éxitos de nuestra estrategia! Sí. No nos engañemos. Planificamos, evaluamos, ejecutamos planes pastorales y nos creemos que los frutos son el resultado de una buena planificación y una cuidada ejecución. Y habitualmente olvidamos que precisamente el reino crece porque además de nuestras estupendas planificaciones pastorales hay, sobre todo, un aliento del Espíritu Santo que hace que todo dé frutos. Nos empeñamos en buscar lo mejor, pero no en encontrar a Dios. Y Dios está, hace que el reino fructifique, pero ¿lo encontramos?


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Mt 13,31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:

«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».

Les dijo otra parábola:

«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».

Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:

«Abriré mi boca diciendo parábolas;

anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

domingo, 27 de julio de 2025

Enséñanos a orar...

 XVII Domingo del T.O.

La oración de Jesús no es solo una indicación, es un modelo, un ejemplo de lo que él mismo hace a diario. Es un vínculo de comunicación y confianza con el padre. Así la entiende él y así es la oración. El espacio tiempo en el que la comunión con Dios se hace patente y real. Y por ello, tras indicarnos con sus propias palabras la oración del discípulo nos pone los ejemplos confiados de quien hace lo que hace por amor a sus hijos o el vínculo de la amistad. Oración es confianza, fe, comunión, esperanza y amor.


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Lc 11,1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:

«Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación"».

Y les dijo:

«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:

"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle"; y, desde dentro, aquel le responde:

"No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos"; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».

viernes, 25 de julio de 2025

El que quiera ser grande...

 Santiago Apóstol

Viernes de la XVI Semana del T.O.

En el seguimiento de Jesús no hay escalas de poder. Las escalas son de servicio y un servicio que brota del amor. Pero nos resulta fácil confundir poder y servicio. La autoridad va acompañada del servicio, si no es así, fácilmente se convertirá en poder y autoritarismo. Estar al frente de una comunidad, o de cualquier responsabilidad pastoral es un enorme ejercicio de servicio a todos.


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Mt 20,20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

Él le preguntó:

«¿Qué deseas?».

Ella contestó:

«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».

Contestaron:

«Podemos».

Él les dijo:

«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:

«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

jueves, 24 de julio de 2025

Los secretos del reino...

 Jueves de la XVI Semana de. T.O.

Lo que Dios espera de nosotros es la disponibilidad de corazón para poder habitar en nosotros. Es lo más grande que Dios nos da y lo que nos colma de sentido. Todo lo que hacemos, todo lo que somos y todo lo que sentimos necesita estar dotado de sentido para que no rompa el maltrecho equilibrio de la búsqueda de la felicidad. No son nuestros sentidos que nos embotan y cierran nuestro corazón, es el corazón que se endurece y se niega a abrirse a Dios.


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Mt 13,10-17

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

«¿Por qué les hablas en parábolas?».

Él les contestó:

«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:

"Oiréis con los oídos sin entender;

miraréis con los ojos sin ver;

porque está embotado el corazón de este pueblo,

son duros de oído, han cerrado los ojos;

para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,

ni entender con el corazón,

ni convertirse para que yo los cure".

Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.

En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».

martes, 22 de julio de 2025

Mujer, ¿porqué lloras...?

 María Magdalena

Martes de la XVI Semana del T.O.

Jesús es acompañado por mujeres en su vida pública. No era lo habitual en su tiempo, pero lo hizo. También en esto Jesús rompe los esquemas humanos establecidos. Tiene en cuenta a la mujer hasta tal punto que no es a un hombre al que se aparece después de resucitado. La llama por su nombre y le encomienda la gran noticia de la resurrección. No resulta fácil de entender esta condena de apartar a las mujeres de la vida de la Iglesia y de la sociedad durante siglos. Incluso hoy, aunque se ha avanzado, quedan asignaturas pendientes… Que el resucitado nos ayude a ver más allá de las barreras humanas.


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Jn 20,1.11-18

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan:

«Mujer, ¿por qué lloras?».

Ella les contesta:

«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».

Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice:

«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».

Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:

«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».

Jesús le dice:

«¡María!».

Ella se vuelve y le dice:

«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».

Jesús le dice:

«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"».

María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:

«He visto al Señor y ha dicho esto».

lunes, 21 de julio de 2025

Queremos ver...

 Lunes de la XVI Semana del T.O.

La sabiduría de Salomón y el profetismo de Jonás son mencionados por Jesús para responder a los maestros de la ley y a los fariseos. No hay peor ciegoo que el que no quiere ver. Pasaba entonces y pasa hoy. La cerrazón del corazón ciega a los sentidos. ¿Tenemos el corazón dispuesto?


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Mt 12,38-42

En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús:

«Maestro, queremos ver un milagro tuyo».

Él les contestó:

«Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».

domingo, 20 de julio de 2025

Andas inquieta y preocupada por muchas cosas...

 XVI Domingo del T.O.

Marta se afana en el trabajo de la casa para atender las necesidades de unos y otros, mientras Jesús habla (enseña) y María escucha atenta lo que dice. Tras la queja de Marta, la contestación de Jesús nos deja un poco inquietos también a nosotros. Mientras que vemos a una hermana atareada y nos la imaginamos sin parar, contemplamos a la otra sentada escuchando la enseñanza de Jesús. Parece un desagravio comparativo. Jesús no rechaza el trabajo de Marta, sino que hace una objeción a “vivir” exclusivamente para la tarea. Es necesaria la escucha de la Palabra. Es necesaria la oración, la reflexión y la contemplación. Todo ellos nos une sustancialmente a Dios y fruto de esa oración será la acción (como la del buen samaritano).


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Lc 10,38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:

«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».

Respondiendo, le dijo el Señor:

«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

jueves, 17 de julio de 2025

Yo os aliviaré...

 Jueves de la XV Semana de T.O.

Si ayer Jesús elevaba su oración al Padre para dar gracias por haberse revelado a los humildes y sencillos, hoy el evangelio nos muestra como es Dios. No es un Dios lejano, impersonal y soberbio. Es un Dios cercano, paciente, misericordioso y compasivo. Es un Dios que muestra su lado acogedor, que es un hogar donde liberar nuestro agobio, que es alimento y aliento en el desánimo. Y ese Dios se da a conocer en Jesucristo.


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Mt 11,28-30

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

miércoles, 16 de julio de 2025

Te doy gracias, Padre...

 Nuestra Señora del Carmen

Miércoles de la XV Semana del T.O.

Jesús agradece al Padre que el misterio amoroso de la fe lo hayan descubierto los sencillos. Simplemente porque estaban buscando, abrieron su corazón y Dios le concedió el don de la fe. Dios no es clasista, sino que se ha revelado a todos, pero no todos han querido descubrirle. Que no dejemos de ser y sentirnos sencillos y cuidemos el don de la fe.


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Mt 11,25-27

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

martes, 15 de julio de 2025

¡Ay de ti...!

San Buenaventura, obispo y doctor 

Martes de la XV Semana de T.O.

Jesús se lamenta. Sí. Se lamenta por la falta de fe de las ciudades en las que a pesar del esfuerzo, la generosidad y la dedicación sus signos no han fructificado. Y se lamenta porque los signos se han hecho desde la libertad y el amor. Cierto, sin esperar nada a cambio; pero su pesar se asienta en la dureza del corazón. Porque sabe que, tanto entonces como hoy, es la cerrazón lo que dificulta la apertura del corazón del hombre a Dios.


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Mt 11,20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:

«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.

Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.

Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

lunes, 14 de julio de 2025

El que pierda su vida por mí, la encontrará...

 Lunes de la XV Semana de T.O.

Es posible pensar que este evangelio siembra de dudas la fe de los seguidores de Cristo, pero todo apunta a una advertencia: si me seguís y sois consecuentes es posible que ocurran estas cosas. No es algo ajeno a nosotros. Quizá no llegamos a los extremos que el evangelio nos indica, pero es cierto que la fidelidad al evangelio nos lleva a veces a la incomprensión, la indiferencia y el rechazo. Pero la vida de fe tiene recompensa, llena, colma y da sentido a nuestra propia existencia.


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Mt 10,34-11,1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

domingo, 13 de julio de 2025

Anda y haz tú lo mismo...

 XV Domingo del T.O.

La pregunta del maestro de la ley a Jesús da pie a una enseñanza que transciende la teoría e impregna todos los aspectos de nuestra vida. Los cristianos sabemos con nuestra cabeza lo que tenemos que hacer para ganar la vida eterna: amar. Pero lo realmente difícil es llevar a lo cotidiano aquello que sabemos en nuestra mente. Porque amar a Dios o amarnos a nosotros mismos no es complicado. Pero amar al de al lado, al vecino, al rival, al desconocido o al alejado, al que no piensa como yo, eso ya es un poco más difícil. Y en un mundo tan polarizado esto se hace aún más difícil. Que el Señor nos ayude.


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Lc 10,25-37

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:

«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».

Él respondió:

«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza" y con toda tu mente. Y "a tu prójimo como a ti mismo"».

Él le dijo:

«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:

«¿Y quién es mi prójimo?».

Respondió Jesús diciendo:

«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva". ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él dijo:

«El que practicó la misericordia con él».

Jesús le dijo:

«Anda y haz tú lo mismo».

viernes, 11 de julio de 2025

¿Qué nos va a tocar?

San Benito, abad, patrono de Europa 

Viernes de la XIV Semana T.O.

Somos así. Esperamos siempre un premio, una recompensa, de la forma que sea, a cualquier esfuerzo humano que realizamos. Desde pequeños ejercitamos este estímulo de la recompensa. La diferencia es que esperamos recompensas materiales, fáciles de digerir y entender. No esperamos recompensas para la eternidad. Esas las entendemos y asimilamos a medida que comprendemos que nuestra vida no se llena solo de lo material.


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Mt 19,27-29

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús:

«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

Jesús les dijo:

«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».