Santa Marta
Martes de la XVII Semana
del T.O.
Tan importante como la acción, en
la actividad pastoral y en nuestra vida, es la oración. Jesús no menosprecia el
trabajo de Marta. Tampoco premia en exclusiva la tarea de María. Jesús advierte
del peligro de hacer que la actividad se convierta en activismo y acabe por
arrinconar la oración. Porque la acción evangelizadora no tiene sentido si no
está en comunión plena con Dios y la comunión se acentúa en el diálogo íntimo
con el Señor.
Lc 10,38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en
una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada
María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy
afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi
hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y
preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la
parte mejor, y no le será quitada».