miércoles, 31 de marzo de 2021

Tus treinta monedas...

 Miércoles Santo

Alguien pagó treinta monedas de plata por la vida de Jesús. Pero quizá podríamos preguntarnos cuál es el precio que hoy pagamos por la entrega del Señor. Quizá la opulencia de unos pocos que parecen los constructores de este mundo tan injusto. Quizá esa fiebre que nos inunda a todos llamada apariencia, capaz de hacer que cada uno de nosotros nos construyamos un doble virtual. Quizá la fama que enturbia las relaciones, o los fanatismos que levantan muros entre hermanos… Caparazones todos que nos separan de Dios y de los demás. Hoy deberíamos hacernos esta pregunta ¿cuánto estoy dispuesto a pagar por la vida de Jesús hoy?


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Mateo 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

- «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

- «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó:

- «ld a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis y decidle: "El Maestro dice: Mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos"».

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

- «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar».

Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

- «¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:

- «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, más le valdría a ese hombre no haber nacido».

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:

- «¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:

- «Tú lo has dicho».

martes, 30 de marzo de 2021

Es de noche...

Martes Santo

Era de noche… Judas presenta las cartas boca arriba y ha acabado traicionando al maestro. Es de noche… Jesús anuncia que Pedro, la piedra sobre la que se asienta la Iglesia que va a nacer, niega al Señor en tres ocasiones… Es de noche… el 1% de la población acumula tanta riqueza como el 99% restante. Es de noche… 800 millones de personas padecen cada día el grave riesgo de morir de hambre. Es de noche… 21 millones de personas son víctimas de explotación sexual y laboral. Es de noche… Algo falla cuando es de noche, cuando la tiniebla hace que falta la luz de Jesucristo, cuando el ser humano asume la dinámica de la soledad de la muerte.


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Juan 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

- «Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús:

- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:

- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:

- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:

"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»

Simón Pedro le dijo:

- «Señor, ¿a dónde vas?».

Jesús le respondió:

- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó:

- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó:

- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces». 

lunes, 29 de marzo de 2021

A los pobres los tenéis siempre... pero a mí...

 Lunes Santo

María de Betanía no irrumpe con estruendo: entra, unge arrodillada, seca; no hace grandes proezas, se centra en los pies; no responde a las quejas de uno de los discípulos del maestro: simplemente calla. Así, desde su presencia y su constancia, sin voz a pesar de los reproches que recibe, llena la casa de fragancia de vida, anticipándose a un momento de la pasión de su señor. ¡Cuántos hoy, silenciosos y silenciados mantienen viva la llama del reino!


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Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

domingo, 28 de marzo de 2021

Tú lo dices...

 Domingo de Ramos

La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén aclamado como hijo de David contrasta con su imagen subido a un pollino. Jesús pone de manifiesto que su mesianismo no seguirá los esquemas del poder y la gloria, sino de la sencillez, la humildad y la entrega generosa del Siervo de Yahvé. Leamos el relato de la pasión preparándonos para esta semana central de nuestra fe. El pueblo judío se prepara, Judas se prepara para entregar al maestro, la mujer que unge con perfume anticipa el ungido del cadáver y Jesús prepara la Pascua y se prepara. Contemplemos por adelantado los momentos cruciales de esta semana.


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Mateo 27, 11-54

¿Eres tú el rey de los judíos?

C. En aquel tiempo, Jesús fue llevado ante Poncio Pílato, y el gobernador le preguntó:

S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Jesús respondió:

+ -«Tú lo dices.»

C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Tilato le preguntó:

S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?»

C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:

S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?».

sábado, 27 de marzo de 2021

Muchos judíos creyeron, pero...

Sábado de la V Semana de Cuaresma

Sigue produciéndose esa contradicción en el pueblo de Dios. Mientras la gente sencilla vive la experiencia de fe desde su propia realidad abriendo los sentidos y su ser a la Palabra hecha carne, las autoridades judías siguen pendientes de otras cosas: del templo como centro de la vida social, política, económica y, también, religiosa de la nación; pero también al poder que mantenía por el cargo que se ocupaba. No solo no escuchan a Dios, tampoco escuchan lo que vive el pueblo que cree y espera. Jesucristo habla a todos, su mensaje no es excluyente. Es quien escucha quien decide excluirse.


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Juan 11, 45-57

En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:

«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».

Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:

«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».

Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:

«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?»

Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo. 

viernes, 26 de marzo de 2021

Se les escabulló de nuevo...

 Viernes de la V Semana de Cuaresma

Seguimos asistiendo a la negación del judaísmo oficial a abrirse a la auténtica dimensión de la fe, vivir según los criterios de la misma. Es curioso cómo las autoridades del judaísmo terminan viviendo de espaldas a lo que proclaman y a gran parte del pueblo de Israel, que desde la sencillez y la humildad viven en su interior y con profundidad aquello que creen. Precisamente ahí si cala la Palabra de Dios. La ortodoxia, tan presentada como garante de la verdad, resulta que si no va acompañada de la vida profunda de fe y se centra solo en la letra de la norma, acaba esclavizando el hombre y alejándose de Dios. ¡Qué prudentes deben ser los líderes y pastores de nuestra iglesia! No sea que acabemos persiguiendo con piedras a nuestro propio salvador.

 


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Juan 10, 31-42

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.

Él les replicó:

«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».

Los judíos le contestaron:

«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».

Jesús les replicó:

«¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.

Muchos acudieron a él y decían:

«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».

Y muchos creyeron en él allí.

jueves, 25 de marzo de 2021

Se turbó ante estas palabras...

 La Anunciación del Señor

Jueves de la V Semana de Cuaresma

Si hay algo que ha resultado sumamente complejo para todos los creyentes de la historia de la Salvación ha sido abandonarse a Dios sin reservas. Bueno, reconozcamos que lo primero que nos resulta difícil es escuchar lo que Dios quiere de nosotros. Vivimos rodeados de tanto ruido, generamos nosotros tanto ruido, que no escuchamos. Pero cuando escuchamos, no siempre nos gusta lo que Dios quiere de nosotros. Por eso María es el modelo de entrega total a Dios, a su obra. Pero es también modelo de escucha, desde el silencio sereno de su profunda vida interior. Por ello, en Cuaresma, le pedimos que interceda por nosotros para que estemos atentos a la palabra de Dios, pero también para que nos dediquemos totalmente a lo que Dios nos pide. En definitiva le pedimos que nos dejemos convertir por Dios.


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Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Si Dios fuera vuestro Padre...

Miércoles de la V Semana de Cuaresma

Las autoridades judías percibían a Jesús como una amenaza para el judaísmo oficial. La literalidad de la tradición se había convertido en un muro, no en un puente. Para ellos ser hijos de Abrahán, además de un orgullo, era una rémora para no reconocer todo lo que en el resto de la sagrada escritura y de las tradiciones judías se había ido diciendo del Mesías. No eran capaces de reconocer que la palabra y la obra de Jesús era la obra de Dios, del Padre. Jesús abre su mesianismo más allá de la literalidad de la norma y la sostiene en la justicia, la búsqueda de la verdad y el amor. ¿Dónde asentamos nosotros la fe en Jesucristo?


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Juan 8, 31-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:

«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».

Le replicaron:

«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?».

Jesús les contestó:

«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».

Ellos replicaron:

«Nuestro padre es Abrahán».

Jesús les dijo:

«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».

Le replicaron:

«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».

Jesús les contestó:

«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».


martes, 23 de marzo de 2021

Muchos creyeron en él...

Santo Toribio de Mogroviejo

 Martes de la V Semana de Cuaresma

El enfrentamiento de Jesús con el judaísmo oficial es constante. Ellos no aceptan a Jesús como quien revela el verdadero rostro de Dios. Precisamente la incredulidad, la falta de fe y de apertura del corazón humano acaba excluyendo al ser humano de la relación con Dios, en definitiva de la salvación. Solo quien abre los sentidos a la luz puede reconocer en Jesús al Hijo de Dios y en la muerte en la cruz la mayor cercanía de Dios a toda la humanidad.


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Juan 8, 21-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».

Y los judíos comentaban:

«¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?».

Y él les dijo:

«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que «Yo soy», moriréis por vuestros pecados».

Ellos le decían:

«¿Quién eres tú?»

Jesús les contestó:

«Lo que os estoy diciendo. desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».

Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.

Y entonces dijo Jesús:

«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que «Yo soy», y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».

Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

lunes, 22 de marzo de 2021

Tampoco yo te condeno...

Lunes de la V Semana de Cuaresma

El perdón de Dios es fruto del amor, no de las condiciones que cumpla el pecador. Antes de que la pecadora diga nada Jesús ya la ha perdonado. Las consecuencias son enormes. La experiencia de la misericordia de Dios conduce a la transformación radical de la vida de la mujer que se arrepiente. Quizá nosotros tenemos la tentación de pensar y actuar como si el perdón de Dios se nos concediese por la penitencia… No. Dios nos perdona por su gracia, es un gesto de amor que hace que nosotros nos convirtamos en auténticos testigos de su misericordia en la vida diaria.


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Juan 8, 1 -11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:

«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»

Ella contestó:

«Ninguno, Señor».

Jesús dijo:

«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». 

domingo, 21 de marzo de 2021

Queremos ver a Jesús...

 V Domingo de Cuaresma

El deseo de ver a Jesús en el evangelio de Juan no es simple curiosidad. Ver es conocer en profundidad, creer, amar, adherirse personalmente a él. Quien manifiesta ese deseo debe saber que el camino no es fácil, aunque la recompensa está ahí, la resurrección, la vida. Por eso Jesús advierte: el momento culminante es el mayor gesto de amor que Dios hace por el hombre. La entrega en la cruz por amor, pero ese no es el final. El final es el triunfo sobre la muerte.


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Juan 12, 20-33

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:

«Señor, queremos ver a Jesús».

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Jesús les contestó:

«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.

En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.

Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre».

Entonces vino una voz del cielo:

«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».

La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:

«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí».

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

sábado, 20 de marzo de 2021

Jamás ha hablado nadie como ese hombre...

 Sábado de la IV Semana de Cuaresma

Parece que las palabras de Jesús no dejan indiferente a nadie. A unos les sorprenden. A otros les molestan. Sus palabras dividen a quienes les escuchan, pero no por lo que dice, sino por el oído de quien escucha. Algunos se niegan a escuchar, ya le han juzgado previamente. Otros, sin embargo, han abierto el corazón y dejan que la palabra cale en lo profundo del interior del hombre. Hoy, nosotros también corremos este grave riesgo… Vivimos tan influenciados por los polos que solo escuchamos lo que queremos oír. La Palabra de Dios necesita penetrar en nuestro corazón… depende de nuestro grado de sordera…


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Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:

«Este es de verdad el profeta».

Otros decían:

«Este es el Mesías».

Pero otros decían:

«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».

Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:

«¿Por qué no lo habéis traído?».

Los guardias respondieron:

«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron;

«¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos».

Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:

«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Ellos le replicaron:

«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

Y se volvieron cada uno a su casa.

viernes, 19 de marzo de 2021

Hizo lo que le había mandado el ángel del Señor...

 San José, esposo de la Virgen

Viernes de la IV Semana de Cuaresma

Dios irrumpe en la vida de José de tal manera que la transforma desde los propios cimientos. Todo en la vida planeada y asegurada de José se tambalea. Y, como es normal, necesita un tiempo, una reflexión… Dios no se impone, Dios propone. Y José acaba acogiendo la voluntad de Dios, pero no con resignación, sino con auténtica esperanza activa. José va a ser un maestro discreto en la vida del pequeño Jesús.


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Mateo 1, 16. 18-21. 24a

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

jueves, 18 de marzo de 2021

¿Cómo vais a creer en mis palabras...?

 Jueves de la IV Semana de Cuaresma

El judaísmo oficial no era capaz de abrir el corazón para acoger al Hijo de Dios. Simplemente creía ya saber (con la cabeza) cómo Dios se iba a manifestar, cómo entenderlo y, ¿por qué no? Cómo hacer que Dios fuese lo que ellos querían que fuese. En definitiva, cuando uno se acerca a Dios con el corazón inocente, abierto y dispuesto se deja sorprender por Dios. Dios toca lo más profundo del corazón del hombre. Y nosotros ¿dejamos que Dios actúe en nosotros o queremos que Dios sea lo que nosotros deseamos?


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Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.

Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis.

Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.

Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis.

¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?»

miércoles, 17 de marzo de 2021

Mi Padre sigue actuando...

 Miércoles de la IV Semana de Cuaresma

La misión de Jesús no se puede desligar del Padre. Es el Padre quien legitima cada palabra y cada gesto del Hijo. Conocer al Padre solo es posible a través de Jesús. Lo que molesta a las autoridades judías no es esa cercanía con el Padre, sino ese nuevo rostro de Dios que da plenitud al Dios del Antiguo Testamento. El Dios que revela Jesús es un Dios más cercano que lleva a plenitud la alianza sellada con el pueblo de Israel con un gesto supremo de amor.


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Juan 5, 17-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:

«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».

Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.

Jesús tomó la palabra y les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió.

En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.

En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.

Porque, igual que el Padre tiene vida, en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.

No os sorprenda, esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.

Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

martes, 16 de marzo de 2021

¿Quieres quedar sano?

 Martes de la IV Semana de Cuaresma

La pregunta de Jesús al paralítico es enormemente sugerente. Jesús le pregunta directamente si quiere sanar. ¡Qué tontería!, pensamos. ¿Quién no quiere sanar? Quien está a gusto en sau situación, quien vive en desesperanza, quien está en soledad, … Sigue habiendo hoy muchas personas que en su ceguera, en su vida sin sentido prefieren que nada cambie. Dios interviene en nuestra vida, pero con la aceptación libre del hombre. Es necesario nuestro deseo de cambio para que Dios actúe con nosotros en nuestra vida.


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Juan 5, 1-3. 5-16

En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.

Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.

Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:

«¿Quieres quedar sano?».

El enfermo le contestó:

«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».

Jesús le dice:

«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».

Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:

«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».

Él les contestó:

«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».

Ellos le preguntaron:

«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».

Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa de ese gentío que había en aquel sitio, se había alejado.

Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:

«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».

Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.

Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

lunes, 15 de marzo de 2021

Tu hijo vive...

 Lunes de la IV Semana de Cuaresma

La respuesta de Jesús a la incredulidad de sus propios paisanos es la curación del hijo de un funcionario. Un hombre ajeno a las disputas religiosas de los judíos más ortodoxos de Israel. Un hombre sencillo que acude a Jesús con el único argumento de su fe. La confianza depositada en el Hijo de Dios. Y la respuesta de Jesús no se hace esperar. Hasta en tres ocasiones le dice que su hijo “vive”. El Dios de la vida se da a todos, y puesto que no es acogido en el judaísmo, las fronteras del reino se extienden cada vez más. ¿No estaremos haciendo nosotros lo mismo que los judíos más ortodoxos? ¿No estaremos cerrando nuestro corazón a la fe?


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Juan 4, 43-54

En aquel tiempo, salió Jesús de Samaria para Galilea.

Jesús mismo había atestiguado:

«Un profeta no es estimado en su propia patria».

Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.

Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose.

Jesús le dijo:

«Si no veáis signos y prodigios, no creéis».

El funcionario insiste:

«Señor, baja antes de que se muera mi niño».

Jesús le contesta:

«Anda, tu hijo está vive»

El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:

«Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre».

El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive» Y creyó él con toda su familia.

Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.