Jueves de la XV Semana de T.O.
Si ayer Jesús elevaba su oración
al Padre para dar gracias por haberse revelado a los humildes y sencillos, hoy
el evangelio nos muestra como es Dios. No es un Dios lejano, impersonal y
soberbio. Es un Dios cercano, paciente, misericordioso y compasivo. Es un Dios
que muestra su lado acogedor, que es un hogar donde liberar nuestro agobio, que
es alimento y aliento en el desánimo. Y ese Dios se da a conocer en Jesucristo.
Mt 11,28-30
En aquel tiempo, Jesús tomó la
palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y
aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso
para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
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