martes, 31 de diciembre de 2019

La Palabra sigue acercándose a nosotros...


Séptimo día de la Octava de Navidad. San Silvestre.
La Palabra es la mayor propuesta que Dios ha hecho al ser humano. Pero es una propuesta. Anunciada a lo largo de la Historia de la Salvación, recordada continuamente por los profetas y en los últimos tiempos por Juan Bautista. Pero más recientemente por la Iglesia. Dicha Palabra sigue siendo una propuesta actual y válida. Pero falta que el hombre la reciba.

Jn 1,1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

lunes, 30 de diciembre de 2019

La gracia de Dios también te acompaña...


Sexto día de la Octava de Navidad
La familia de Nazaret cumple su cometido. El niño, como todos los niños del mundo, va creciendo, aprendiendo, guiado y educado por sus padres, quienes le transmiten la sabiduría y las tradiciones propias del pueblo. Pero además hay que añadir un acento especial en la cercanía a lo religioso. El templo y la profetisa Ana forman también parte del aprendizaje. Hoy que parece que nuestros modelos educativos se dirigen al abandono de toda índole religiosa, conviene recordar que la dimensión transcedente es esencial al ser humano.

Lc 2,36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Escuela de afecto, valores y fe...

Fiesta de la Sagrada Familia
Pocas escenas familiares de la vida de Jesús aparecen en los evangelios. Todas tienen relación con la niñez o la infancia de Jesús. Precisamente es ese período en el que aprendemos lo más importante y nos incorporamos a la vida en sociedad y de la fe. La familia es la primera escuela, la primera sociedad y la primera iglesia. Todo aquello que se nos comunica con afecto y emoción en esta etapa de nuestra vida continúa vigente el resto de nuestra vida, aunque parezca que desaparece. Por eso adquiere un valor singular. Honra a tu padre y a tu madre, o lo que es lo mismo, sé agradecido.

Mt 2,13-15.19-23
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta:
«Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel.

Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Tranquilo en tu sillón...

Los Santos Inocentes
El origen del Pueblo de Dios surge con la liberación de los israelitas de la esclavitud de Egipto. El Hijo de Dios, que inaugura una nueva etapa en la historia de la Salvación, retoma sus orígenes, de nuevo en Egipto, de nuevo liberación. Y de nuevo la muerte injusta de los inocentes. Nosotros hoy seguimos asistiendo al injusto trato que reciben de los poderosos millones de personas inocentes. Pero ¿cómo lo vemos? ¿Sentados en el sofá de casa a través de la pantalla del televisor o del móvil? ¿O tomamos nota?

Mt 2,13-18
Después que los Magos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó de noche, tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por el profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se enfureció tanto que mandó matar a todos los niños de Belén y de todos sus alrededores que tuvieran menos de dos años, conforme a la información que había recibido de los Magos. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías:

Se ha escuchado en Ramá un clamor, un gran llanto y lamento: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.

viernes, 27 de diciembre de 2019

El otro discípulo corría más...


San Juan, Apóstol y Evangelista
Pedro y Juan corrieron hacia el sepulcro al conocer la noticia. Sin embargo, dice el Evangelio que corría más el otro discípulo. Los ojos de la fe, el corazón despierto y dispuesto, llegan antes que los pies de Pedro. El discípulo amado reconoce al Señor en la Palabra anunciada. ¿Cómo es nuestra fe?

Jn 20,2-8
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
- «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Por mi causa...


San Esteban, protomártir
La Palabra de Dios no deja a nadie impasible. Unos la aceptarán y se posicionarán positivamente, asumiendo la Palabra como forma de vida. Otros la negarán. Nadie resultará indiferente. En ella va la vida del creyente.

Mt 10,17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
- «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

miércoles, 25 de diciembre de 2019

¡FELIZ NAVIDAD!


Ya no hay miedo...


Natividad del Señor
No temáis… hoy ha nacido el Salvador.


Lc 2,1-14
En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: "No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre." De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor."

martes, 24 de diciembre de 2019

Es inminente...


Es inminente el nacimiento del Niño. El sol que nace de lo alto, la luz que ilumina la noche oscura, el sendero de paz que brota en navidad y se extiende por lo ancho y alto de este mundo. El Mesías prometido, la Esperanza que llena los corazones humanos ya está a punto…

Lc 1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en la sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

lunes, 23 de diciembre de 2019

Se llamará Juan...


San Juan de Kety, Lunes IV Semana de Adviento
La voluntad de Dios es escuchada por aquellos que esperan humildemente la intervención de Dios. Solo quien escucha conoce a Dios. Los demás pretenden imponer sus criterios. Dios propone…

Lc 1,57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
- «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió:
«Juan es su nombre.»
Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
- «¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Dios con nosotros...


IV Domingo de Adviento
La promesa de Dios a Abrahán se acerca a su cumplimiento definitivo, Dios estará con nosotros siempre. Dios se hace hombre, uno como nosotros y sellará el pacto definitivo con la humanidad. El compromiso de Dios es irreversible. Ya no tiene vuelta atrás.

Mt 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

sábado, 21 de diciembre de 2019

La Montaña...


San Pedro Canisio. Sábado III Semana de Adviento
La montaña… Siempre en la Biblia lugar de revelación, de manifestación de Dios y de encuentro entre Dios y el hombre. Cada vez que ocurre algo importante el ser humano acude a la montaña a encontrarse con Dios a ver a Dios. Y Dios no defrauda. Dios se da a conocer. ¿Tú, dónde buscas a Dios? No te defraudará.

Lc 1,39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:
-¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
¡Dichosa tú, que has creído! porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Ponte en camino...


Viernes III Semana de Adviento
Esperar no es sentarse a ver cómo el tiempo y los acontecimientos se asientan ante nuestros ojos. La esperanza verdadera implica levantarse, ponerse en camino, atender a lo que ocurre a nuestro alrededor y ser partícipes de aquello que estamos esperando. María, tras reflexionar y escuchar lo que Dios le pide, se levanta y se pone en camino. Participa de manera activa en su esperanza y en la de todo el pueblo de Israel. ¿Y tú?

Lc 1,26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
-«No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
-«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
-«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
-«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Mudos por falta de fe...


Jueves III Semana de Adviento
La desconfianza se ha adueñado de nuestra vida. Parece exagerado, pero no lo es. Rompemos las reglas de la confianza y acabamos necesitando de los papeles que nos recuerden nuestros compromisos. Nuestros acuerdos, nuestros pactos se ponen por escrito. Es bueno parar. Detener nuestra vida y recuperar aquello que de verdad nos hace más humanos, nuestras relaciones. Adviento es tiempo de gracias, es ámbito para recuperar la fe, la confianza. Que nuestra falta de fe no nos deje mudos.

Lc 1,5-25
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo:
- «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel:
- «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»
El ángel le contestó:
- «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
- «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Rastros de esperanza...


Miércoles III Semana de Adviento
La esperanza del pueblo está a punto de cumplirse. Dios toma la iniciativa y anuncia el modo. Una mujer, sencilla. José, un hombre que se pone en manos de Dios y decide seguir lo que éste le pide. No hay tronos esperando al Hijo de Dios, ni reyes de clase alta esperando. Hay humildad, pobreza y discreción. Rasgos que definen la intervención de Dios en nuestra historia.

Mt 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

martes, 17 de diciembre de 2019

El Árbol genealógico...


Martes III Semana de Adviento
Nos encantan los árboles genealógicos. Vamos buscando nuestros orígenes, nuestros apellidos, de dónde provenimos. La búsqueda de nuestros antepasados nos conduce al conocimiento de nuestro origen, pero también nos ayuda a conocer quiénes somos y cuál es nuestra misión. A Jesús no lo podemos entender sin su origen, la promesa de Dios a Abrahán; y sin su misión, la liberación definitiva del hombre.

Mt 1,1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquirn, Aquím a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce

lunes, 16 de diciembre de 2019

Más que signos...


Lunes III Semana de Adviento
¡Qué peligroso es quedarse como mero espectador de los signos que vemos! Pueden quedarse en un espectáculo estético. Pueden adentrarse en el ámbito de los eventos sociales. Sin embargo, los signos tienen su sentido más profundo. Y qué miedo nos da adentrarnos en ese significado. El interior de los gestos, su intención, su identidad es lo que nos compromete. Hacer signos a medias es querer usara a Dios a nuestro antojo.

Mt 21,23-27: El bautismo de Juan, ¿de dónde venía?
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
- «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les replicó:
- «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?»
Ellos se pusieron a deliberar:
- «Si decimos "del cielo", nos dirá: "¿Por qué no le habéis creído?" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.»
Y respondieron a Jesús:
-«No sabemos.»
Él, por su parte, les dijo:
- «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

domingo, 15 de diciembre de 2019

¿Qué esperamos...?


III Domingo de Adviento
Esperamos y esperamos, pero nuestras expectativas no siempre se corresponden con la realidad. El resto de Israel esperaba la llegada del Mesías anunciado por los profetas desde mucho tiempo atrás. Sin embargo el tipo de Mesías que Jesús representa no se corresponde con las expectativas creadas en el pueblo. Y nosotros, ¿qué Dios estamos esperando? ¿El de la lotería o el del corazón?

Mt 11,2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?» Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

sábado, 14 de diciembre de 2019

Si supiésemos ver...


San Juan de la Cruz. Sábado II Semana de Adviento
Dios se da a conocer tal cual es y, sin embargo, nosotros nos empeñamos en que se presente a nosotros como a nosotros nos gustaría que fuese. ¡Cuántos dioses tendríamos! Uno a gusto de cada uno. Si estuviésemos atentos sabríamos leer los rastros de Dios

Mt 17,10-13
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
-«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»
Él les contestó:
-«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos.»
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

viernes, 13 de diciembre de 2019

El dilema del niño caprichoso...


Santa Lucía. Viernes II Semana de Adviento
El Adviento es un tiempo idóneo para detenerse, dejar a un lado tantas cosas vacías que nos interpelan y poner a punto nuestra relación con Dios. Porque cuando apartamos todas las máscaras que nos ocultan bajo apariencias caprichosas encontramos la verdadera sabiduría de Dios, la que nos hace ser nosotros mismos.

Mt 11,16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-«¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros:
"Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado."
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores."
Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.»

jueves, 12 de diciembre de 2019

Hombres de esperanza...


Jueves II Semana de Adviento
Aparece Juan el Bautista en escena. El hombre que prepara el camino al Mesías. El profeta que grita la Palabra del Señor. Quien anuncia la llegada de la salvación en tiempos convulsos. ¡Cuántos Juan Bautista hacen falta hoy! Hombres cargados de esperanza dispuestos a no amilanarse ante la verdad.

Mt 11,11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-«Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el reino de Dios, y gente violenta quiere arrebatárselo. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. El que tenga oídos que escuche.»

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Sin agobios


Miércoles II Semana de Adviento
Hemos construido una forma de ser y estar en el mundo marcada por la inmediatez, la competencia, el consumo y la fragilidad. Nada de esto nos conduce a la paz. Más bien al contrario. No es de extrañar que nos sintamos vacíos, solos y agobiados. Revisemos nuestros criterios existenciales y devolvámosle a Dios su espacio en nuestra vida.

Mt 11,28-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
-«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

martes, 10 de diciembre de 2019

Testigos...


Martes II Semana de Adviento
A las puertas de la llegada del Señor, ni un solo corazón puede quedar sin oír la voz del mensajero. Luego decidirá libremente si escuchar de manera activa o desoír la Palabra. Pero todos deben tener la oportunidad. Y en esto los bautizados somos testigos cualificados.

Mt 18,12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

lunes, 9 de diciembre de 2019

Demasiado Ruido...


Lunes de la II Semana de Adviento
El ser humano tiene esa capacidad especial para admirarse de lo que cada día percibe a su alrededor. Cosas maravillosas que suceden y tragedias imposibles de medir. Pero todo entra en la maravillosa existencia del hombre sobre la tierra. Todo ello forma parte de la historia que protagonizamos y en la que Dios irrumpió. Sin embargo, como cantaba Sabina, hay tanto, tanto ruido que al final llegó el final. Que el ruido no nos lleve al olvido de sentir y ponernos en camino.

Lc 5,17-26
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo:
-«Hombre, tus pecados están perdonados.»
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar:
-«¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?»
Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó:
-«¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa.»
El, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor:
-«Hoy hemos visto cosas admirables.»

domingo, 8 de diciembre de 2019

La mujer que miraba de otra manera...


Inmaculada Concepción de la Virgen María
María, una de las figuras emblemáticas del Adviento. La mujer que espera y confía. La mujer que a ciegas dispone su corazón a recibir al Señor. La mujer que se alegra. María, la mujer que hace real la voluntad de Dios. María, la madre que abre las puertas del corazón de la humanidad al Dios que se implica directamente en el devenir del género humano.

Lc 1,26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
-«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
-«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
-«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
-«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Abandonados...


San Ambrosio, Obispo
La prioridad de Jesús es atender a las personas, porque estaban “extenuadas y abandonadas”. No es ajeno el evangelio de hoy a la situación del hombre del siglo XXI. El hombre sigue buscando, sigue sintiéndose extenuado y abandonado. La mies es mucha. No basta a los discípulos de este siglo quedarse en los templos.

Mt 9,35-10,1.6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
-«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
A estos doce los envió con estas instrucciones:
-«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.»