viernes, 28 de febrero de 2020

Sobran barreras...


Sábado después de Ceniza
La llamada del Señor se dirige a todos los hombres y mujeres. Pero no todos están dispuestos a emprender el camino de la conversión. Aquellos que se sienten ya cercanos al Señor son, a veces, los que más obstáculos ponen a los que de corazón quieren seguir a Jesucristo. Nosotros debemos pensar dónde nos situamos, entre los sanos o enfermos; entre los que tienden puentes o entre los que ponen barreras. A la sociedad actual le sobran barreras.

Lc 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
-«Sígueme.»
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo:
-«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les replicó:
-«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»

Llegará un día...


Viernes después de Ceniza
La Cuaresma es un tiempo que nos llama a la autenticidad, a la coherencia y el compromiso. En una palabra, la Cuaresma es el camino a la conversión. Y los gestos son importantes. En la Iglesia tenemos gestos que nos acercan al recogimiento, a la reflexión y a la oración como medios para adherirnos a Jesucristo. Pero en nosotros está hacer de esos gestos signos auténticos o símbolos vacíos y superficiales.

Mt 9,14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole:
-«Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo:
-«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»

jueves, 27 de febrero de 2020

De qué te sirve ganar el mundo...?


Jueves después de Ceniza
En el inicio de este tiempo fuerte que acabamos de inaugurar, Jesús hace referencia al siervo sufriente de Isaías. El Mesías esperado no es ajeno a la realidad humana. Sus seguidores tampoco. Tenemos que asumir la cruz en el seguimiento.

Lc 9,22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
-«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»

miércoles, 26 de febrero de 2020

No andéis cabizbajos...


Miércoles de Ceniza
Iniciamos el camino de la cuaresma con este texto que nos sitúa ante tres pilares esenciales de la vida del creyente, la oración, el ayuno y la limosna. Tres prácticas habituales que se acentúan en los tiempos fuertes. Pero tres hábitos propios de los cristianos que deben practicarse desde la humildad. Esta es la actitud del discípulo en este inicio de la Cuaresma.

Mt 6,1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Tiempo de Cuaresma



La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

martes, 25 de febrero de 2020

Los primeros en servir...


Martes de la VII Semana del Tiempo Ordinario
Tras el anuncio de la Pasión los discípulos discuten por los puestos que van a ocupar. No parece que hayan entendido el mensaje de Jesús. Más aún, no parece que estén madurando en el camino de la fe, ni que conozcan al Mesías. Muestran las peleas propias de los hombres, la discusión por ser el primero. Frente a esa escala de valores el Señor muestra el camino del Servicio, darse en gratuidad a los demás vale más que ocupar los primeros puestos. Más aún, ocupar el primer puesto exige a los discípulos servir más.

Mc 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
-«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
-«¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
-«El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

lunes, 24 de febrero de 2020

Un amor que cuidar...


Lunes de la VII Semana del Tiempo Ordinario
Jesús se muestra muy atento a las necesidades de las personas que se acercan a él. Pregunta y dialoga con ellas para sacar de ellas lo mejor de sí mismas: la fe. A pesar de las dudas es la fe la que hace que Jesús sea transformador. La adhesión personal a Jesús transforma la existencia humana. Además la relación debe cultivarse, y no hay mejor camino que la oración

Mc 9,14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó:
-«¿De qué discutís?»
Uno le contestó:
-«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó:
-«¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre:
-«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él:
-«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó:
-«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó:
-«Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
-«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
-«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió:
-«Esta especie sólo puede salir con oración.»

domingo, 23 de febrero de 2020

Amor consecuente...


VII Domingo del Tiempo Ordinario
Los antiguos habían establecido una serie de códigos de conducta para garantizar la justicia en medio de la sociedad. La propuesta de Jesús supera los límites de la justicia humana. No basta con cumplir esos límites, es necesario superarlos. Y sólo hay una fórmula para superarlos, el amor. A veces la justicia humana obstaculiza el pleno cumplimiento del amor. Con la mirada de la fe el amor se abre camino.

Mt 5,38-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.
Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vues­tros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

sábado, 22 de febrero de 2020

Una nueva misión...


Cátedra de San Pedro. Sábado de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Jesús se encuentra en un momento crucial de su vida y de su misión. Cuando asoma la sombra del fracaso, la sospecha del rechazo de su propio pueblo lanza la pregunta clave a sus discípulos. ¿Habrán ellos comprendido la importancia y grandeza de su misión? Pedro, en nombre de todos se dirige a Jesús y manifiesta lo que el Padre le ha dado a conocer. Jesús le cambia el nombre, lo que indica que le encomienda una nueva misión, clave en el nuevo pueblo de Dios, será piedra de esta nueva iglesia que está a punto de nacer.

Mt 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

viernes, 21 de febrero de 2020

Mirad...


Viernes de la VI Semana del Tiempo Ordinario
El camino del seguimiento no es ajeno a la propia exigencia del camino que recorre el maestro. El horizonte de la cruz también ocupa el camino del discipulado con tres exigencias irrenunciables: negarse a sí mismo y convertirse de raíz;  proyectar su propia vida en términos de donación gratuita, no de posesión egoísta; y testimoniar su fe a sabiendas que ello puede conllevar burlas y persecución.

Mc 8,34-9,1
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:
-«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿0 qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles.»
Y añadió:
-«Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.»

jueves, 20 de febrero de 2020

Mesías, pero no de cualquier manera...


Jueves de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Parece que los discípulos han visto con los ojos de la fe. Tras el episodio de la curación del ciego de Betsaida nos encontramos con esta confesión de fe que Pedro realiza en nombre de todos los seguidores, y que no es más que el fruto del encuentro con Jesucristo y de la evolución de la vida de fe. Sin embargo, es pronto para hacer público el mesianismo de Jesús, corre el riesgo de no ser bien entendido. También hoy el mesianismo de Cristo puede ser mal entendido. Puede que lo entendamos al estilo de un triunfalismo político y eso sería confundir la verdadera misión de Cristo y de la Iglesia.


Mc 8,27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron:
-«Unos, Juan Bautista; otros, Ellas; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó:
-«Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos:
-«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.»
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:
-«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

miércoles, 19 de febrero de 2020

Avanzando...


Miércoles de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Jesús nos viene advirtiendo desde hace unos días del riesgo de la ceguera. La recuperación de la vista en el ciego de Betsaida es como nuestro caminar en la fe. No es un fruto inmediato, sino lento y progresivo. No está exento de dificultades, de dudas e incertidumbres. Dudamos y avanzamos, pero al día siguiente retrocedemos. Solo en el encuentro personal e interior con el Señor acertamos a mirar la realidad con los ojos de la fe y a ver con claridad.

Mc 8,22-26
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:
- ¿Ves algo?
Empezó a distinguir y dijo:
- Veo hombres; me parecen árboles, pero andan.
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a casa, diciéndole:
- No entres siquiera en la aldea.

martes, 18 de febrero de 2020

De la incredulidad a la fe...


Martes de la VI Semana del Tiempo Ordinario
La llamada de atención de Jesús se centra hoy en el peligro de incredulidad, en el semillero de dudas que generan los “sabios” de la ley. En el fondo los escribas y fariseos habían despertado en el pueblo el concepto de un mesías espectacular, nada que ver con el real. Por eso Jesús advierte que tras el milagro de la multiplicación de los panes y los peces se espera del discípulo más fe, ver la realidad de otro modo, pues el verdadero rostro de Dios poco tiene que ver con el espectáculo y mucho con la vida interior de los hombres humildes.

Mc 8,14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó:
-«Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban:
-«Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús:
-«¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron:
-«Doce.»
-«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron:
-«Siete.»
Él les dijo:
-«¿Y no acabáis de entender?»

lunes, 17 de febrero de 2020

No hay más signos que la fe verdadera...


Lunes de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Los seres humanos necesitamos certezas o signos aparentes de seguridad. Nos da miedo caminar a la intemperie, nos asusta la soledad y al mismo tiempo tememos a la confianza por si la perdemos. Jesús hace una propuesta de vida que llena los anhelos y esperanzas de los hombres. Solo con el corazón transformado se camina seguro a pesar de los obstáculos del camino. Hace falta fe, no signos aparentes…

Mc 8,11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
-«¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

domingo, 16 de febrero de 2020

Más allá de lo escrito...


Domingo de la VI Semana del Tiempo Ordinario
La plenitud de la ley no se agota en la letra. Ni siquiera en el cumplimiento literal de la misma. La verdadera plenitud se alcanza cuando la misma ley es superada por actitudes y acciones que sobrepasan el mero cumplimiento. No basta con no matar, hay que amar. No basta con no discutir, hay que perdonar… Y no es fácil para el creyente, pero tampoco imposible si el Señor ocupa la centralidad de nuestra vida.

Mt 5,17-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cum­plirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado.
Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que compa­recer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.
Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúl­tero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno.
Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio. "
Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor".
Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

sábado, 15 de febrero de 2020

Satisfechos...


Sábado de la V Semana del Tiempo Ordinario
La primera reacción de Jesús es la compasión. Jesús se pone en el lugar de los demás, empatiza con las necesidades de la gente y se pone manos a la obra para solucionar el problema. Él sabe de la necesidad de las personas. Él conoce el corazón humano y sabe cómo saciar el hambre. Los anhelos y esperanzas de la gente se ven colmadas con el pan que Jesús les da. ¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Dónde acudimos a colmarlas?

Mc 8,1-10
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
-Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.
Le replicaron sus discípulos:
-¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?
El les preguntó:
-¿Cuántos panes tenéis?
Ellos contestaron:
-Siete.
Mandó que la gente se sentara en el suelo: tomó los siete panes, pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil.
Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

viernes, 14 de febrero de 2020

Ponte en camino...


San Cirilo y San Metodio, Patronos de Europa
Viernes de la V Semana del Tiempo Ordinario
Las instrucciones que Jesús da a sus discípulos son plenamente actuales. Cuando afrontamos la misión de evangelizar, propia de los bautizados, asumimos algo que nos sobrepasa. Por ello la primera actitud del testigo es la humildad. Actitud que se traduce en gestos concretos y reales, en la disponibilidad, la perseverancia, la gratitud y la gratuidad, la libertad de no sentirse atado a nada de lo material… Sin duda un texto para reflexionar en lo cotidiano de nuestra misión de bautizados.

Lc 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
-La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios».

jueves, 13 de febrero de 2020

Más allá de la intemperie...


Jueves de la V Semana del Tiempo Ordinario
Jesús insiste en la necesidad de superar los signos externos y dejarse interpelar por los auténticos gestos de fe. Esta mujer que hoy se acerca a clamar la ayuda del Señor es ajena a los gestos externos que los judíos observaban antes de sentarse a la mesa. Su fe, su insistencia y perseverancia hacen que Jesús acceda a hacerla partícipe de la Salvación y la libertad que él trae.

Mc 7,24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo:
-«Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó:
-«Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó:
-«Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.»
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Tú mismo...


Miércoles de la V Semana del Tiempo Ordinario
Frente a lo externo, a lo meramente superficial, a la apariencia… frente a todo eso lo verdaderamente importante reside en el interior del hombre. Han pasado siglos desde que Jesús dirigió esta palabra a sus seguidores y sigue estando de actualidad. Tan obsesionados por aparentar y dejamos a un lado lo que de verdad nos hace libres y apóstoles del Evangelio.

Mc 7,14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
-«Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo:
-«¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió:
-«Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

martes, 11 de febrero de 2020

Ingenieros de muros que separan...


Nuestra Señora de Lourdes. Martes de la V Semana del Tiempo Ordinario
A veces resulta inquietante cómo los hombres nos hemos autoimpuesto normas que nos atan, que excluyen, que diferencian y discriminan. Todos iguales, pero hemos construido nuestras propias barreras y obstáculos. Las hemos dotado de un halo de sacralidad al denominarlas tradiciones, queriendo dejar claro que son intocables. Pero cuántas de estas tradiciones separan a los hombre y cuántas los alejan de la verdadera fraternidad.

Mc 7,1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:
-«¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó:
-«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió:
-«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»