Seguir a Jesús no es una misión caprichosa. Brota del interior del ser humano y es don y tarea. Exige cualidades y aptitud; pero, sobre todo, exige una actitud de escucha, una apertura del corazón a la Palabra de Dios, sin persianas, sin cortinas... Ponerse al servicio de Dios es estar comprometido con los demás... En el servicio al prójimo está la grandeza de la misión del bautizado... Ahí es donde se reconoce al verdadero seguidor de Jesús.
Festividad de Santiago Apóstol - Mateo 20,20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de
Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
¿Qué deseas?
Ella contestó:
Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno
a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Pero Jesús replicó:
No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de
beber?.
Contestaron:
Podemos.
Él les dijo:
Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene
reservado mi Padre.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos
hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
Sabéis que los jefes de los
pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre
vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y
el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el
Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en
rescate por muchos.
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