La familia, ese núcleo esencial para la existencia humana y la vida en sociedad, sobrepasa, para Jesús, el estrecho margen de los lazos sanguíneos. La nueva familia se funda en criterios radicalmente nuevos, el amor, la libertad y la respuesta generosa a los planes de Dios... Los que siguen la voluntad del Padre, esos son una sola, pero gran, familia. Las consecuencias son inmensas. La vida diaria de los cristianos es fuente de transformación a la búsqueda incesante del Reino de Dios.
Evangelio del día: Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su
madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar
contigo».
Pero él contestó al que le avisaba:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
Estos son mi madre y mis
hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi
hermano y mi hermana y mi madre.
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