miércoles, 13 de febrero de 2019

Escuchad...

No han sido pocas las ocasiones en las que hemos experimentado que el progreso del ser humano y de la ciencia se ha puesto en entredicho por el uso inadecuado de la misma. Por eso nos cuesta menos entender las palabras de Jesús. Lo que daña al ser humano, lo que le quita la felicidad, lo que lo devalúa, no es aquello que viene de fuera, sino aquello que permanece y brota del interior del hombre. El egoísmo y el individualismo nacen del interior del ser humano y dañan profundamente a toda la sociedad. Esta llamada de atención del Señor se antoja de rabiosa actualidad.
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Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

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