sábado, 9 de febrero de 2019

Y también el Señor es nuestro descanso...

La misión no se agota en el envío. Nuestra tarea es don que se cultiva en el encuentro íntimo con el Señor. Necesitamos descansar, porque a veces la tarea es dura. Y ¿no hay brazos más acogedores y mejores que los mismos que se abrieron en la cruz ofreciéndose a toda la humanidad por y con amor.
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Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

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