San Policarpo, Obispo y Mártir
El Padre confirma la confesión de
Pedro. Jesús es el Mesías, el Señor. Es el Hijo Amado. Este es el concepto
radicalmente nuevo: Dios es amor y se da a los hombres por amor. Contemplar la
entrega amorosa de Dios es nuestro modelo.
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Marcos 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús tomó
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte
alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco
deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y
Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y
le dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que
estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban
asustados.
Se formó una nube que los cubrió,
y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo amado;
escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no
vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les
ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre
resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado, y
discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Le preguntaron:
«¿Por qué dicen los escribas que
primero tiene que venir Elías?».
Les contestó él:
«Elías vendrá primero y lo
renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que
padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho
con él lo que han querido, como estaba escrito, acerca de él».
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