Viernes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Una de las razones por las que Jesús es condenado a
morir es su discurso y su acción sobre el significado del templo. Lo que para
el judaísmo se había convertido en un símbolo de unidad religiosa, política,
económica y social, para Jesús transciende todos los límites y es la casa de
oración, el espacio en el que Dios se acerca al hombre y en el que el hombre
interioriza y escucha la voluntad de Dios. Jesús cumple su cometido de profeta
y denuncia el abuso, especialmente de las autoridades del judaísmo. ¡Cuántos
profetas seguimos necesitando!
Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a
echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: "Mi casa será casa de
oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de
bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los
principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque
todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándolo.
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