sábado, 7 de noviembre de 2020

Dios conoce vuestros corazones...

 Sábado de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario

Las exigencias de Jesús siguen estando de rotunda actualidad. Es fácil juzgar con ligereza a quienes administran los bienes públicos, los cuales deben ser pulcros en el servicio que prestan. Pero corremos el riesgo de demonizar a unos sin mirar en nuestro interior, en el corazón, donde Dios ve de verdad nuestras intenciones. Es buen momento para reflexionar.


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Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.

Y les dijo:

«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

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