Santo Tomás de Aquino
Jueves de la III Semana del Tiempo Ordinario
La luz que debe iluminar a todos es una promesa y una
exigencia. Promesa porque el Reino que estaba oculto sale a la luz y se
manifiesta. Exigencia porque nos corresponde a nosotros ir dándolo a conocer
con nuestro testimonio y nuestro compromiso. No es una luz que salga de
nosotros, sino que la recibimos de Dios y la testimoniamos.
Marcos 4,
21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:
-«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o
debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para
que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.
El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
-«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis
la usarán con vosotros, y con creces.
Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene”.
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