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Lucas 6, 39-45
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a
otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su
maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que
tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo
puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del
ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate
primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de
tu hermano.
Pues no hay árbol sano que dé
fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce
por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos
de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que
atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal;
porque de lo que rebosa del corazón habla la boca».
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