martes, 13 de agosto de 2019

Como niños...


La inocencia, la pureza y la autenticidad en el corazón de un niño son las cualidades que Jesús pone de ejemplo para el discípulo. Sencillos, valientes, sin miedo, con el corazón dispuesto y generoso. Eso es lo que Dios quiere. ¿Por qué a los adultos nos cuesta tanto recobrar lo que sabemos que es mejor?

Mt 18,1-5.10.12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
-«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

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