San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor
Jesús va comparando el Reino de Dios a imágenes concretas de la vida diaria para que sus contemporáneos lo entiendan mejor. La tensión que genera la llegada del Reino de Dios genera en los creyentes la inquietud propia del ya, pero todavía no. Así sigue siendo hoy. Ya sabemos de la grandeza del Reino, de su inauguración, pero debemos estar atentos y trabajar por hacerlo extender al resto de la humanidad.
Mt 13,47-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron:
-«Sí.»
Él les dijo:
-«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
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