Solemnidad de la Asunción de la Virgen María
La verdadera dicha es poner al
Señor en el centro de nuestra vida, como valor supremo, porque ponerlo a él en
la cúspide de nuestras prioridades significa poner el amor y a los demás en el
motor de nuestra existencia. Así lo hizo María y por ello la reconocemos como
dichosa.
Lc 11,27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús
hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo:
-¡Dichoso el vientre que te llevó
y los pechos que te criaron! Pero él repuso:
-Mejor: ¡Dichosos los que
escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
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