El reino de Dios no se rige por
las normas que los hombres nos hemos impuesto. El Reino de Dios se asienta en
las reglas basadas en el amor.
Mt 17,21-26
En aquel tiempo, mientras Jesús y
los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús:
-Al Hijo del Hombre lo van a
entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los
que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le
preguntaron:
-¿Vuestro Maestro no paga las dos
dracmas?
Contestó:
-Sí.
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó
a preguntarle:
-¿Qué te parece, Simón? Los reyes
del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?
Contestó:
-A los extraños.
Jesús le dijo:
-Entonces, los hijos están
exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo,
coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata.
Recógela y págales por mí y por ti.
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