Lunes de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario
A lo largo de los siglos nos hemos ido poniendo normas
con el objetivo de facilitar las relaciones humanas. Hemos llegado a un momento
en el que en todos los ámbitos de la vida estamos rodeados de normas. En el
ámbito de la vida de la fe también. Sin embargo, hemos de tener un tacto
especial, pues corremos el riesgo de convertir la fe en el cumplimiento
estricto de la letra de la norma, dejando a un lado el espíritu que hace de la
ley de Dios un instrumento de liberación para el hombre. ¿Y tú?
Reza Vísperas en tu dispositivo
Lucas 6, 6-11
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha
paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver
si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de
la mano atrofiada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en
sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había
que hacer con Jesús.
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