San Bernardo, Abad y Doctor
Viernes de la XX Semana del Tiempo
Ordinario
El
judaísmo más riguroso había asentado su identidad en el estricto cumplimiento
de la norma. Para ello se habían autoimpuesto un extenso sistema legal. Jesús
no viene a abolir este exigente modelo, sino a darle un sentido nuevo que se
asiente en lo verdaderamente importante, el amor a Dios y al prójimo. No estamos
lejos nosotros del rigorismo judío tras miles de años de historia en el que
hemos construido un edificio normativo que, a veces, nos ahoga. O vivimos desde
el amor o nos autoesclavizamos.
Mateo 22, 34-40
En
aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos,
se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para
ponerlo a prueba:
«Maestro,
¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él
le dijo:
«”Amarás
al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este
mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás
a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
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