Sábado de la I Semana de Adviento
Se compadecía de la gente… estaban extenuadas y abandonadas. ¿Cómo estamos nosotros? Quizá no nos hemos detenido a reflexionar sobre nosotros mismos. Ocupamos nuestras horas en cosas y cosas con un ritmo trepidante que no nos permite detenernos, disfrutarnos y cuidarnos. Adviento es tiempo para mimarse y dejarse mimar. Para mirarse y dejarse mirar. Tiempo para que Dios ocupe su lugar en nuestros cimientos.
Reza Vísperas en tu dispositivo
Mateo 9, 35-10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«ld a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».
No hay comentarios:
Publicar un comentario