San Juan de la Cruz, doctor de la Iglesia
Martes de la III Semana de Adviento
No basta el postureo. Para Jesús lo que cuenta es lo que mueve el interior del hombre y la coherencia de sus actos. No exige grandes proezas, solo disponibilidad, apertura y compromiso. Algunos siguen empeñados en hacer que Dios diga y haga lo que nosotros queremos que haga. Pero no, Dios empapa el corazón del hombre y lo transforma. Los que buscan al Señor lo encuentran.
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Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».
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