miércoles, 16 de febrero de 2022

Parecen árboles, pero andan...

 Miércoles de la VI Semana del Tiempo Ordinario

Puede parecer que a Jesús le cuesta hacer el milagro. Pero la acción del Señor cuenta, también, con la apertura del destinatario a la intervención de Dios. No siempre encontramos a Dios de forma clara en lo cotidiano de nuestra vida. El creyente necesita su tiempo, porque la vida de fe de cada persona tiene su propio ritmo.


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Marcos 8, 22-26

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.

Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«¿Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres; me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.

Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.

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