Jueves de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Inmersos en el ritmo frenético e ilusionante de la misión
de Jesús, la pregunta del Señor devuelve a los discípulos a la casilla de
salida. Se saben sorprendidos, porque caminan en la misión pero deben revivir
la identidad. Los discípulos del siglo XXI también debemos acudir asiduamente a
la pregunta fundamental ¿por qué hago lo que hago? ¿por quién? Las preguntas
por la identidad fortalecen nuestra misión.
Marcos 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a
las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los
profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado
por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los
tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo
llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los
discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los
hombres, no como Dios!».
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