Miércoles de la XIV Semana del Tiempo Ordinario
Dos conceptos esenciales a la misión del Señor: la misión
es del Señor y se extiende a través del testimonio de los apóstoles. Los
apóstoles no son dueños de la misión, son herederos y delegados. El otro
concepto esencial de la misión es el fin y destino, el bien común.
Mateo 10, 1-7
En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les
dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda
dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero,
Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su
hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo,
y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades
de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».
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