Miércoles de la XVII Semana del Tiempo Ordinario
El encuentro sincero e íntimo con el Señor nos incorpora
transformados al Reino. Tal es la alegría del encuentro que pone a Dios en el
centro de la vida del discípulo. Habrá que estar muy atentos a las señales para
no perdernos la oportunidad del encuentro.
Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en
el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a
vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante
de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que
tiene y la compra».
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