Martes de la XVI Semana del Tiempo Ordinario
Jesús introduce una nueva filiación, más allá de la que
surge de los lazos de sangre. Aquellos que se acercan al Señor con sincero
corazón y acogen su palabra ya forman parte de la nueva familia.
Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando
su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar
contigo».
Pero él contestó al que le avisaba:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y mi hermana y
mi madre».
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