miércoles, 31 de julio de 2024

El tesoro escondido...

 San Ignacio de Loyola

Miércoles de la XVII Semana del T.O.

Es posible que veamos el camino del discipulado como una vía llena de renuncias, pero sería muy reduccionista mirar exclusivamente de este modo. Quizá el evangelio de hoy nos dé una pista. Encontrarse con Jesucristo y seguirle es apostar a lo grande, es reconocer que llena tu vida y ponerlo todo porque es lo que te llena y te hace feliz. Solo entonces descubrimos que no es una renuncia, sino el mejor camino posible y que todo lo demás se convierte en superfluo.


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Mt 13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».

martes, 30 de julio de 2024

Explícanos...

 Martes de la XVII Semana del T.O.

Quizá una de las tareas más importantes de los discípulos es saber discernir la voluntad de Dios en la vida cotidiana, en medio del ágil ritmo de nuestra existencia. No siempre resulta fácil seguir con coherencia el evangelio ni acertar en nuestra actitud. No lo es… Entre otras cosas porque miramos como lo que somos, hombres, y no siempre sabemos ver con los ojos de la fe.


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Mt 13,36-43

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.

Los discípulos se le acercaron a decirle:

«Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».

Él les contestó:

«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles.

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

viernes, 26 de julio de 2024

Bienaventurados vuestros sentidos...

 San Joaquín y Santa Ana

Jueves de la XVI Semana del T.O.

Mirar con los ojos de la fe. Con los ojos de Dios. Mirar como Él lo hace con nosotros. Desde la óptica del amor. Cuántos desearon ver así y no lo consiguieron. Porque no fueron capaces de mirar con la mirada de la fe. Por eso somos dichosos y bienaventurados si ponemos nuestros sentidos al servicio de vivir de manera auténtica, como hijos de Dios.


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Mt 13,16-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.

En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».

jueves, 25 de julio de 2024

El que quiera ser grande, sea vuestro servidor...

 Santiago Apóstol

Jueves de la XVI Semana del T.O.

Frente a los deseos de los hombres que quieren convertir en órdenes para Dios, está la voluntad de Dios, que se mueve por la gratuidad y la fe que ve en el interior de nuestros corazones. La respuesta a la llamada de Dios no puede entenderse como un ascenso en la categoría social, ni como un poder sobre el resto de nuestros semejantes, sino como servicio a toda la comunidad y a la sociedad entera.


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Mt 20,20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

Él le preguntó:

«¿Qué deseas?».

Ella contestó:

«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».

Contestaron:

«Podemos».

Él les dijo:

«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:

«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

miércoles, 24 de julio de 2024

El que tenga oídos, que oiga...

 Miércoles de la XVI Semana del T.O.

En esta tierra de la meseta castellana bien sabemos lo que pasa cuando trabajamos el campo. Por eso nos resulta más fácil entender la parábola del evangelio de hoy. Ponemos todo nuestro acento e interés en el cuidado de las plantas que sembramos en octubre para que se desarrollen y den fruto, pero ¿cuidamos así de nuestra vida, de nuestras prioridades y de nuestra felicidad?


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Mt 13,1-9

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.

Les habló muchas cosas en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.

Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.

Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.

El que tenga oídos, que oiga».

lunes, 22 de julio de 2024

María...

 Santa María Magdalena

Lunes de la XVI Semana del T.O.

Cuando estamos tan inmersos en lo cotidiano, o nos ahoga el dolor y el sufrimiento no acertamos a reconocer la huella de Dios en nuestras vidas. Algo así le ocurre a María Magdalena. La pena de la pérdida no la deja separarse y mirar con los ojos de la fe. Le cuesta escuchar. Hasta que oye la voz de Jesucristo que la llama por su nombre. Piensa si dejas un espacio a Dios en tu vida o te has ahogado en lo cotidiano y en tus preocupaciones.


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Jn 20,1.11-18

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan:

«Mujer, ¿por qué lloras?».

Ella les contesta:

«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».

Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice:

«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».

Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:

«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».

Jesús le dice:

«¡María!».

Ella se vuelve y le dice:

«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».

Jesús le dice:

«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"».

María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:

«He visto al Señor y ha dicho esto».

domingo, 21 de julio de 2024

Venid a solar a un lugar desierto a descansar un poco...

 XVI Domingo del T.O.

Cuántos son los desengaños, los esfuerzos pastorales aparentemente infructuosos, las energías consumidas y el desgaste de las personas… Y a ello le sumamos el desenlace de lo cotidiano, con los obstáculos, las piedras del camino y el desánimo… Y es que así andamos muchas veces, cansados, preocupados y agobiados, desorientados en este mundo que cambia tan rápido… El verano es un tiempo ideal para parar, reflexionar y dejarse enseñar por el Maestro.


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Mc 6,30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

viernes, 19 de julio de 2024

Señor del sábado...

 Viernes de la XV Semana del T.O.

Es fácil ver desde ahora cómo el judaísmo oficial del siglo I de nuestra era se había radicalizado alejándose del espíritu de la norma que siglos antes había surgido para salvaguardar la fe. Lo que no nos resulta tan fácil es discernir los signos de los tiempos y descubrir qué elementos de nuestra tradición son superados a diario por el evangelio.


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Mt 12,1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.

Los fariseos, al verlo, le dijeron:

«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».

Les replicó:

«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.

¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?

Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.

Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

domingo, 14 de julio de 2024

Un bastón y "nada más"...

 XV Domingo del T.O.

Simplemente les encargó que no llevaran nada para el camino. Solo lo estrictamente necesario, un sencillo bastón en el que apoyarse o con el que ahuyentar a las alimañas. Pero qué pregunta tan magnífica nos deja hoy el evangelio ¿por qué si no es necesario nada para el camino, para la misión, nos hemos dedicado a acumular bienes y patrimonio? ¿Acaso eso no nos aleja del espíritu misionero originario?


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Mc 6,7-13

En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

Y decía:

«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

viernes, 12 de julio de 2024

Cuidado...

 Viernes de la XIV Semana del T.O.

No auguraba el Seños buenos tiempos para el discípulo. Ser testigos del evangelio conlleva ciertos riesgos. El primero negarse a sí mismo para convertirse en emisario de un mensaje que lo transciende y que si se vive en coherencia puede conllevar la contrariedad de la sociedad cambiante, o de los poderosos de la tierra. En ese campo es donde juega el cristiano, sabedor que la recompensa es mayor que la renuncia.


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Mt 10,16-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.

En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».

jueves, 11 de julio de 2024

Recibirá cien veces más...

 San Benito, abad

Jueves de la XIV Semana del Tiempo Ordinario

Es muy habitual ver todo lo relacionado con nuestra vida de fe como un modelo de esfuerzo y de renuncia. Apostar por el seguimiento de Jesús es visto como un cúmulo de renuncia a otras cosas. Sin embargo, a los discípulos los falta ver las cosas con los ojos de la fe, con los ojos de Dios. Podemos ver la vida de fe como una recompensa, una gracia, haber encontrado un tesoro tan grande que llena todo lo que somos y eso conlleva priorizar unas cosas frente a otras propuestas.


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Mt 19,27-29

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús:

«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

Jesús les dijo:

«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».

martes, 9 de julio de 2024

Como ovejas que no tienen pastor...

 Martes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario

El Dios de los cristianos no es ajeno a lo que el ser humano vive, a sus gozos y esperanzas, pero también a su dolor y al sufrimiento. Dios escucha el clamor de su pueblo y se compadece, sufre con nosotros y toma partido. Pero ¿lo dejamos nosotros estar a nuestro lado? Los verdaderos testigos son instrumentos de Dios en este quehacer diario.


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Mt 9,32-38

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.

La gente decía admirada:

«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían:

«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos:

«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

lunes, 8 de julio de 2024

Impón tu mano sobre ella y vivirá...

 Lunes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario

Los signos de la acción salvífica de Dios no son unilaterales. El corazón del ser humano tiene que estar dispuesto y ello solo se consigue con una respuesta de fe a la iniciativa de Dios. Cargar las responsabilidades sobre Dios es solo un intento de quitarnos el peso de creer. Y sí, la fe es un regalo, pero también es una tarea que hay que cultivar.


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Mt 9,18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:

«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.

Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió y al verla le dijo:

«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:

«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

domingo, 7 de julio de 2024

¿Indiferentes...?

 XIV Domingo del Tiempo Ordinario

Podemos llamarlo asombro, escándalo o desconfianza, pero lo que es cierto es que las palabras de Jesús no dejan a nadie indiferente. Hoy deberíamos preguntarnos cómo nos dejan a nosotros las palabras del evangelio. Es posible que seamos nosotros los indiferentes.


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Mc 6,1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.

Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

Y se escandalizaban a cuenta de él.

Les decía:

«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

miércoles, 3 de julio de 2024

Dudas que fortalecen...

 Santo Tomás, Apóstol

Miércoles de la XIII Semana del T.O.

Es fácil ponerse en el lado bueno de las cosas, aunque sea el irreal. Y así solemos hacer cuando recordamos el episodio famoso de Tomás, a quien fácilmente etiquetamos con el incrédulo. Pero ¿acaso no somos nosotros los primeros en demandar pruebas para creer? ¿Acaso en la dificultad o en la bonanza no buscamos apoyarnos en seguridades tangibles que no siempre se corresponden con la fe? ¿Acaso la duda no nos ayuda a fortalecer nuestra fe?


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Jn 20,24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

«Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:

«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

«Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:

«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:

«¡Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:

«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

martes, 2 de julio de 2024

¿Por qué tenéis miedo?

 Martes de la XIII Semana del T.O.

Navegamos por la vida confiando en nuestras destrezas y habilidades. Hasta que surgen las dificultades. Es entonces cuando el miedo no nos deja ser felices. Nos agobia, nos paraliza y no nos permite continuar. Entonces acudimos a Dios. Puede parecer exagerado, pero ¿acaso no es así nuestro peregrinar? Por eso la pregunta que el Señor nos plantea hoy ¿por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?


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Mt 8,23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:

«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».

Él les dice:

«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:

«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

lunes, 1 de julio de 2024

Te seguiré...

 Lunes de la XIII Semana del T.O.

Es posible que pensemos que seguir a Jesús es algo muy radical, pero Dios no pide más de lo que podemos dar. Lo que sí es verdad es que el seguimiento exige poner el corazón en lo realmente importante, en la fe en el Señor. No se puede seguir sin haber dispuesto nuestro interior, porque no es un acto de voluntad, sino una respuesta al don recibido.


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Mt 8,18-22

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.

Se le acercó un escriba y le dijo:

«Maestro, te seguiré adonde vayas».

Jesús le respondió:

«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

Otro, que era de los discípulos, le dijo:

«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».

Jesús le replicó:

«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».