martes, 9 de julio de 2024

Como ovejas que no tienen pastor...

 Martes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario

El Dios de los cristianos no es ajeno a lo que el ser humano vive, a sus gozos y esperanzas, pero también a su dolor y al sufrimiento. Dios escucha el clamor de su pueblo y se compadece, sufre con nosotros y toma partido. Pero ¿lo dejamos nosotros estar a nuestro lado? Los verdaderos testigos son instrumentos de Dios en este quehacer diario.


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Mt 9,32-38

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.

La gente decía admirada:

«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían:

«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos:

«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

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