martes, 26 de noviembre de 2019

Deslocalizados...


Seguimos admirando la belleza de las obras hechas por el hombre. Es cierto, no podemos engañarnos. Nos maravillamos ante las obras de otros hombres, pero dejamos a un lado lo verdaderamente importante de nuestra vida. Hemos deslocalizado a Dios y a los hombres. Próximos al inicio del adviento se nos presenta una oportunidad de oro para reubicar nuestra propia vida.

Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra.
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
-Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
El contestó:
-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo:
-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

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