sábado, 30 de noviembre de 2019

¿Qué cantamos en Adviento?

El Tiempo del Adviento nos quiere ejercitar en una virtud cristiana básica: La esperanza.  La Iglesia (y cada cristiano) siempre espera la Venida de su Señor.
Cada año cobra actualidad el Adviento, porque siempre necesitamos la Venida de Dios a nosotros. Y nos hace falta aprender a esperarle. Sería señal de debilidad o de muerte si nos encontráramos satisfechos con lo que ya tenemos.
¿Qué esperamos?
Una primera respuesta: la Venida gloriosa de Cristo, al final de los tiempos, para establecer definitivamente su Reino. (Ya desde el primer domingo del Adviento nuestra atención se dirige a ese Día último en que aparecerá Cristo triunfador para juzgar al mundo: “El día se acerca”, “Entonces verán al Hijo del hombre que viene”).
Esta espera se convierte en deseo y necesidad: “Ven, Señor Jesús.” (Marana Tha, que significa: “El Señor viene”). La Iglesia lleva más dos mil años repitiendo estas palabras conclusivas del Nuevo Testamento. Es la expectación gozosa que resuena constantemente en Adviento: “Alegraos, el Señor está cerca”.
Sin embargo, lo más probable es que nuestra generación no conocerá el fin del mundo, que tal vez se demore todavía muchos siglos, en todo caso no creemos que ocurra pronto. El Adviento, entonces, nos devuelve a la primera Venida de Cristo, la de Belén, que está íntimamente unida a la última Venida: el Nacimiento de Cristo inauguró ya la última era de la historia; estamos viviendo los tiempos definitivos; Cristo inauguró ya su Reino, y este Reino irá creciendo y madurando a lo largo de los siglos, hacia su plenitud final.
El Adviento, en definitiva, nos invita a esperar al Señor que sigue viniendo a nosotros en cada persona y en cada acontecimiento, con los ojos puestos en su primera Venida y con el corazón ansiando su última Venida: “Los cielos nuevos y la tierra nueva; una casa de hermanos”.
¿Qué cantamos en el tiempo de Adviento?
El Adviento es un tiempo litúrgico con entidad propia, tiempo corto y sobrio. No es como la Cuaresma, pero se le acerca, porque también quitamos los adornos. Austeridad en el canto, para resaltar la alegría, la fiesta y la solemnidad de la Navidad.
Es, también, un tiempo de esperanza: destaca el “Marana Tha”. Los cantos de Adviento tensan la espera, (tensar las cuerdas del corazón), no esperar sentados, sino esperando al Señor. Así las canciones de este tiempo tienen ritmo (“Vamos a preparar”, “Ven, ven, Señor, no tardes”, etc.).
El Adviento es un tiempo en el que destaca María. La Virgen es modelo de espera y esperanza. Nuestra Madre es protagonista en la Fiesta de la Inmaculada y en el Cuarto Domingo de Adviento.
Por último, debemos destacar “el canto de entrada”; es muy importante, porque da el tono y el carácter de la celebración (es lo mismo que la Corona de Adviento, la ausencia de flores, el color morado de la ropa litúrgica). Puede ser el mismo todo el Adviento, son pocos domingos, y nos marca el nuevo tiempo litúrgico. El canto de entrada es también un símbolo de lo que celebramos: la espera del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario