San Antonio María Claret Sábado de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Es fácil sentenciar sin acercarte al interior del
otro. Y la verdad es que lo hacemos con excesiva facilidad. Lejos de ello, el
verdadero rostro de Dios se nos revela como quien se acerca, conoce nuestro
interior, nos ama y es capaz de dar una nueva oportunidad. De nosotros y de
nuestra libertad depende asumir la responsabilidad de emprender un nuevo camino
de conversión.
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Lucas 13, 1-9
En aquel momento se presentaron algunos a contar a
Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los
sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los
demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os
convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho que murieron sobre
los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que
los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos
pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a
buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto
en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el
terreno?
Pero el viñador respondió:
"Señor, déjala todavía este año y mientras tanto
yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si
no, la puedes cortar"».
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