Santa Catalina de Siena
Viernes de la II Semana de Pascua
Jesús siente el rechazo de una parte importante del pueblo al que ha dirigido su palabra, especialmente de los poderosos. Conoce a las personas a fondo y sabe que, habitualmente, le grandeza, el orgullo y la soberbia impiden reconocer a Dios en las pequeñas cosas.
Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
No hay comentarios:
Publicar un comentario