miércoles, 27 de abril de 2022

Tanto amó Dios al mundo...

 Miércoles de la II Semana de Pascua

No hay secretos. No hay misterios. No hay fórmulas secretas ni intereses escondidos. Solo hay una razón en el corazón de Dios: el amor verdadero. Ahora decides si abres tu corazón o cierras los sentidos.


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Juan 3, 16-21

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

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