miércoles, 31 de agosto de 2022

Tú eres el Hijo de Dios...

 Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario

El anuncio programático del Señor se cumple con la suegra de Simón. Dios manifiesta su poder a través del milagro. Un milagro que requiere la disposición de fe del destinatario.


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Lucas 4, 38-44

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón.

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.

Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles.

Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:

«Tú eres el Hijo de Dios».

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto.

La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Pero él les dijo:

«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».

Y predicaba en las sinagogas de Judea.

martes, 30 de agosto de 2022

Asombrados...

 Martes de la XXII Semana del Tiempo Ordinario

La palabra de Jesús conlleva un poder, una autoridad, porque va acompañada de hechos. No es una palabra vacía. Va acompañada de gestos coherentes y ello no deja indiferentes a quienes lo escuchan.


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Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.

Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:

«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Pero Jesús le increpó diciendo:

«¡Cállate y sal! de él».

Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.

Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:

«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».

Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

lunes, 29 de agosto de 2022

Espíritu de profecía...

El martirio de Juan Bautista 

Lunes de la XXII Semana del Tiempo Ordinario

Qué incómodos han resultado los profetas para los poderosos. Portavoces de Dios su mensaje no ha resultado indiferente. El hombre que pretende ocupar el puesto de Dios se siente acorralado ante la denuncia de los profetas. Y la manera de resolver el problema parece que es siempre la violencia. Pero ello no ha impedido que Dios siga suscitando entre los hombres y mujeres de fe el espíritu de profecía.


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Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:

«Pídeme lo que quieras, que te lo doy».

Y le juró:

«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».

Ella salió a preguntarle a su madre:

«¿Qué le pido?»

La madre le contestó:

«La cabeza de Juan, el Bautista».

Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista».

El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

domingo, 28 de agosto de 2022

El que se humilla...

 XXII Domingo del Tiempo Ordinario

No han cambiado mucho las cosas. Seguimos empeñados en ocupar los primeros puestos, aunque no para ponernos al servicio de los demás. En todas partes se dan las luchas por el poder, no nos engañemos, también en el seno de la Iglesia. Nada más lejano a la voluntad de Dios. El servicio a Dios y a los demás es la clave para entender el discipulado, precisamente lo más opuesto al poder.


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Lucas 14, 1. 7-14

Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.

Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:

«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga:

“Cédele el puesto a éste”.

Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:

“Amigo, sube más arriba”.

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Y dijo al que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

sábado, 27 de agosto de 2022

Sabía que... pero...

Santa Mónica 

Sábado de la XXI Semana del Tiempo Ordinario

Tras el ejemplo de las vírgenes que salen a esperar al novio, el Evangelio de hoy eleva el nivel de exigencia. No se trata solo de estar en vela, de vigilar, se trata de poner los dones recibidos al servicio del Evangelio, de Dios y de la Comunidad Cristiana. Claro que el Señor es exigente, especialmente porque nos ha dado mucho. Pero, ¿cuál es nuestra respuesta?


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Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

- "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."

Su señor le dijo:

- ”Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

- "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".

Su señor le dijo:

- "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".

Se acercó el que había recibido un talento y dijo:

- "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."

El señor le respondió:

- "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes"».

viernes, 26 de agosto de 2022

Que llega...

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars 

Viernes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario

¿Necios o prudentes? ¿Acomodados o implicados? ¿En el sofá o levantado? ¿Cómo nos vemos? ¿Cómo nos ve el Señor? Quizá esta sea la pregunta. ¿Cómo vivo mi fe? O mejor, ¿Cómo transforma mi vida la fe?


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Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas:

"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".

Pero las prudentes contestaron:

"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:

"Señor, señor, ábrenos".

Pero él respondió:

"En verdad os digo que no os conozco".

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

jueves, 25 de agosto de 2022

Estad en vela...

San José de Calasanz 

Jueves de la XXI Semana del Tiempo Ordinario

Tras las advertencias al discipulado viene la interpelación al estado constante de alerta. La fe es un don que se recibe gratuitamente, pero que hay que cuidar. Son muchos los peligros que conducen a la relajación y casi todos vienen del interior del ser humano. Por eso buscar el encuentro íntimo con el Señor es una terapia maravillosa.


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Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?

Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.

Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

miércoles, 24 de agosto de 2022

Ven y verás...

San Bartolomé, Apóstol 

Miércoles de la XXI Semana del Tiempo Ordinario

Felipe, tras tener un encuentro con el Señor, se convierte en testigo que anuncia al Señor. Felipe conduce a Natanael hasta el Señor, favorece el encuentro íntimo y transformador. Es ya un discípulo que se convierte en guía y apóstol. Esa es la misión del seguidor, conducir a otros, con palabras y obras, hacia el Señor.


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Juan 1, 45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo:

«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».

Natanael le replicó:

«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».

Felipe le contestó:

«Ven y verás».

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:

«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».

Natanael le contesta:

«¿De qué me conoces?».

Jesús le responde:

«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».

Natanael respondió:

- «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

Jesús le contestó:

«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».

Y le añadió:

«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

martes, 23 de agosto de 2022

Descuidáis lo más grave...

 Martes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario

La llamada de atención de Jesús continúa. Hoy va más al fondo de la cuestión. No basta con no poner muros, ser testigo del Evangelio implica la transformación personal íntegra, de dentro afuera, la coherencia del testigo.


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Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.

¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

lunes, 22 de agosto de 2022

Ay de vosotros...

Santa María Virgen, Reina 

Lunes de la XXI Semanadel Tiempo Ordinario

¡Vaya llamada de atención de hoy del Señor! Dirigida a los escribas y fariseos, pero también hoy a nosotros. A quienes tenemos la tentación de creernos ya salvados y poner límites a la voluntad de Dios; fronteras al Reino de Dios…


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Mateo 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?

O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

domingo, 21 de agosto de 2022

No sé de dónde sois...

 XXI Domingo del Tiempo Ordinario

Es muy posible que pensemos que por mantener unos gestos externos, por haber nacido en el seno de una familia cristiana, por haber recorrido sin más el camino de los sacramentos y cumplir con una serie de ritos a lo largo del año ya tenemos garantizado todo. La advertencia de hoy de Jesús no deja lugar a dudas. La salvación depende de la respuesta de fe.


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Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.

Uno le preguntó:

«Señor, ¿son pocos los que se salven?».

Él les dijo:

«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:

“Señor, ábrenos”; pero él os dirá:

“No sé quiénes sois”.

Entonces comenzaréis a decir.

“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.

Pero él os dirá:

“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a lsaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

sábado, 20 de agosto de 2022

El primero que sea vuestro servidor...

San Bernardo, Abad y doctor de la Iglesia 

Sábado de la XX Semana del Tiempo Ordinario

Cuidado con las lecciones que damos. El Señor sabe que el corazón humano tiende a la vanidad, a recrearse en los logros y mirar desde el escalón superior a los demás. Hay una actitud ideal para combatir esta tentación, la humildad. Y un entrenamiento eficaz, el servicio.



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Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

« En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

viernes, 19 de agosto de 2022

El amor da sentido a todo...

 Viernes de la XX Semana del Tiempo Ordinario

A lo largo de toda la semana la Palabra de Dios nos ha dado muchas pistas y algunas advertencias para que cuidemos nuestra vida de fe. No son normas, ni leyes. Tienen que brotar del corazón, tienen que hacerse porque algo más grande nos mueve a hacerlo, no porque alguien nos lo imponga. Hoy la Palabra de Dios nos dice cuál es la causa; el amor a Dios y a los demás. No hay otra razón. Las lentes de Dios son el amor.


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Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».

Él le dijo:

«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

jueves, 18 de agosto de 2022

Tu tiempo...

 Jueves de la XX Semana del Tiempo Ordinario

Demasiado afanados en el frenético ritmo que nos hemos impuesto hace difícil atender a las cosas importantes. Nos obsesionamos por lo urgente, ¿dónde queda lo importante? Es tiempo de reflexionar en que invertimos nuestro tiempo, ¿en atender lo urgente o en lo verdaderamente importante?


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Mateo 22, 1-14

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:

“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.

Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

Luego dijo a sus criados:

“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.

El otro no abrió la boca.

Entonces el rey dijo a los servidores:

“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

miércoles, 17 de agosto de 2022

Las lentes de Dios...

 Miércoles de la XX Semana del Tiempo Ordinario

Está claro que las cuentas que hace Dios poco tienen que ver con las que hacemos nosotros. Los seres humanos buscamos conseguir las cosas por méritos propios. Los criterios de Dios son otros: amor, perdón, ternura y misericordia. Quizá por eso no nos salgan igual las cuentas. Dios mira con otras lentes.


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Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:

“Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”.

Ellos fueron.

Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.

Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:

“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.

Le respondieron:

“Nadie nos ha contratado”.

Él les dijo:

“Id también vosotros a mi viña”.

Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:

“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.

Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:

“Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.

Él replicó a uno de ellos:

“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”

Así, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos».