miércoles, 30 de noviembre de 2022

Lo siguieron...

 San Andrés, Apóstol

Miércoles de la I Semana de Adviento

La llamada de Jesús a sus discípulos es directa, tiene nombre propio y un futuro esperanzador, por difícil que parezca. Así es el Señor. Mira, se fija, conoce y llama para invitar a algo rotundamente novedoso. Tan radicalmente nuevo que cambia la existencia.


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Mt 4,18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores

Les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.

Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Basta que lo digas de palabra...

 Lunes de la I Semana de Adviento

Algunas actitudes del centurión nos sorprenden en alguien de su cargo. Enemigo del pueblo judío, al frente de soldados, y sin embargo, muestra una humildad y una preocupación por el criado fuera de lo común. Junto a esa actitud el don de la fe y la confianza en Jesús. No está mal para iniciar el camino del adviento y abrir nuestro corazón al Señor.


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Mt 8,5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».

Le contestó:

«Voy yo a curarlo».

Pero el centurión le replicó:

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:

«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

domingo, 27 de noviembre de 2022

Estad en vela...

 I Domingo de Adviento

La venida del Señor no nos puede sorprender sentados en el sofá. La esperanza cristiana es activa, el ser humano es protagonista de dicha espera. No es solo la vigilancia, es estar en camino. Y el adviento es recorrer el camino hacia la venida del Hijo de Dios. Despierta, ponte en camino…


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Mt 24,37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

sábado, 26 de noviembre de 2022

Que no se embote vuestro corazón...

 Sábado de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

La propuesta de nuestra sociedad para afrontar nuestra propia existencia no es distinta a la época de Jesús. Afrontar nuestra vida desde el placer, la fama, el poder y el éxito ha sido siempre una posibilidad apetecible. Pero, ¿llena el corazón humano? ¿Nos hace felices?


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Lc 21,34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

viernes, 25 de noviembre de 2022

El Reino de Dios ya está aquí...

 Viernes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

No son catástrofes… No, es la llegada del Reino de Dios. Aquello que va creciendo despacio, sin que nos demos cuenta, pero que se va dando a conocer cada vez que las promesas del Señor se cumplen.


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Lc 21,29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:

«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.

Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Para dar testimonio...

 Miércoles de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Los primeros momentos de las comunidades cristianas fueron duros. Persecución, dificultad, asedio y miedo. Pero además de las palabras, el momento inicial fue un claro ejemplo del testimonio con obras y compromiso. Cristianos valientes que no dejaron su fe a un lado ante la dificultad. Nuestro momento también tiene su dificultad. Y seguimos necesitando del testimonio de las palabras y las obras.


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Lc 21,12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

martes, 22 de noviembre de 2022

Cuándo va a ser eso...?

 Santa Cecilia, Virgen y Mártir

Lunes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Los discípulos están inquietos, ven cerca el final y no acaban de entender el mensaje del Señor. Ven la llegada del Reino como algo que irrumpirá de manera inminente y espectacular. Pero el Reino crece despacio, casi sin darnos cuenta. Y el puesto del discípulo no es esperar sentado, sino colaborar con la llegada del Reino.


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Lc 21,5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:

«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:

«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:

«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Todo lo que tenía...

 Presentación de la Virgen

Lunes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

En ocasiones las apariencias engañan. Los hechos esconden las verdaderas intenciones de sus protagonistas. Por eso es tan importante la verdad íntegra de los gestos. El Señor nos pide que estemos atentos.


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Lc 21,1-4

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:

«En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

domingo, 20 de noviembre de 2022

Acuérdate de mí...

 Jesucristo, Rey del Universo

XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario

La cruda descripción de Lucas nos invita a reflexionar por el modelo de realeza de Cristo. En la cruz, entre ladrones, insultado y vejado por las autoridades de la época, en la debilidad, es donde Cristo es Rey. Su victoria posterior da sentido a la promesa que hace al buen ladrón. Por eso su reinado es motivo de esperanza para nosotros hoy.


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Lc 23,35-43

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:

«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:

«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

Había también por encima de él un letrero:

«Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:

«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:

«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».

Y decía:

«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

Jesús le dijo:

«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

sábado, 19 de noviembre de 2022

Vivos...

 Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

No somos ajenos a caer en la tentación de pensar que la vida eterna está hecha a nuestra medida. Es posible que también seamos de los que hacen preguntas capciosas. Es la fe en el resucitado la que nos empuja a entender nuestra vida de fe como Dios nos la ha revelado. La sabiduría de Dios no es como la nuestra.


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Lc 20,27-40

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».

Jesús les dijo:

«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

Intervinieron unos escribas:

«Bien dicho, Maestro».

Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Casa de oración

Dedicación de las basílicas de los apóstoles

San Pedro y San Pablo 

Viernes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

La expulsión de los vendedores del templo es, para las autoridades judías una verdadera ofensa y, posiblemente la causa clave del desenlace final de Jesús. Pero es un signo fundamental en la vida del Señor y del discipulado. Está en juego el concepto de Dios, el sentido último del culto al Dios. Sin duda alguna, un gesto para la reflexión.



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Lc 19,45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».

Todos los días enseñaba en el templo.

Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

jueves, 17 de noviembre de 2022

No me reconociste...

Santa Isabel de Hungría

Jueves de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

En nuestro camino de fe nos puede ocurrir como a Jerusalén. Avanzamos sin fijarnos en los pequeños detalles que a nuestro lado se producen. Puede que la rutina nos empuje, pero ¿reconocemos al Señor en los gestos? Y pensamos que estamos en el camino correcto, pero ¿no se quedará vacía nuestra existencia?


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Lc 19,41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:

-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!

Pero no: está escondido a tus ojos.

Legará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.

Porque no reconociste el momento de mi venida.


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Eres un empleado cumplidor...

 Miércoles de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Hemos recibido también nosotros unas onzas de oro, maravillosas y muy valiosas, pero conllevan una gran responsabilidad. Cuando el Señor regrese ¿nuestras onzas habrán fructificado o nos habremos conformado con lo que recibimos? El tesoro recibido es para ponerlo al servicio de los demás.


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Lc 19,11-28

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro:

Dijo, pues:

-Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:

-Negociad mientras vuelvo.

Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey».

Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

-Señor, tu onza ha producido diez.

El le contestó:

-Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.

El segundo llegó y dijo:

-Tu onza, señor, ha producido cinco.

A ése le dijo también:

-Pues toma tú el mando de cinco ciudades.

El otro llegó y dijo:

-Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.

El le contestó:

-Por tu boca te condeno, empleado holgazán.

¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?

Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?

Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.

Entonces dijo a los presentes:

-Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.

Le replicaron:

-Señor, si ya tiene diez onzas.

-Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.

Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.

Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

martes, 15 de noviembre de 2022

Lo recibió muy contento...

 Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Dios ha mirado a Zaqueo, sin importar su condición ni su actividad. La misericordia de Dios se ha fijado en él. Y es directo, le propone su amistad. Zaqueo responde al Señor con un sí sin condiciones. ¿Cuántas veces nuestros síes son condicionados?


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Lc 19,1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.

En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:

«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo:

«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:

«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo:

«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán.

Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

lunes, 14 de noviembre de 2022

Recobró la vista y lo seguía...

 Lunes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

En el camino, Jesús se encuentra con un ciego que demanda su atención. No pide dinero, ni fama ni poder. Pide poder reincorporarse a una sociedad que lo había dejado a un lado. Jesús lo sana y él hace su camino junto a él. Transformado se pone en el mismo camino que el Señor.


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Lc 18,35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

domingo, 13 de noviembre de 2022

Llegarán días...

 XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Con la llegada del final del año litúrgico el lenguaje del relato evangélico se hace más apocalíptico. Parece que se acerca el final de los tiempos. A pesar de todo la misión del discípulo continúa la misión de Cristo y entraña ciertos peligros si se vive en coherencia.


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Lc 21,5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:

«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:

«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:

«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.

Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

viernes, 11 de noviembre de 2022

Así sucederá...

 San Martin de Tours, obispo

Jueves de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

La venida del Señor será inesperada. Pero precisamente por ello el discípulo debe estar en estado de alerta, preparado. Las formas no parecen lo importante, pero que estemos en disposición de acogerle y centrados en lo realmente importante de nuestra existencia, eso sí que parece primordial.


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Lc 17,26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

–Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca entonces llegó el diluvio y acabó con todos.

Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.

Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.

Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa que no baje por ellas si uno está en el campo, que no vuelva.

Acordaos de la mujer de Lot.

El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.

Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán.

Ellos le preguntaron:

–¿Dónde, Señor?

El contestó:

–Donde está el cadáver se reunirán los buitres.