Dedicación de las basílicas de los apóstoles
San Pedro y San Pablo
Viernes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
La expulsión de los vendedores del templo es, para las
autoridades judías una verdadera ofensa y, posiblemente la causa clave del
desenlace final de Jesús. Pero es un signo fundamental en la vida del Señor y
del discipulado. Está en juego el concepto de Dios, el sentido último del culto
al Dios. Sin duda alguna, un gesto para la reflexión.
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Lc 19,45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a
echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero
vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los
principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque
todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
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