Santa Isabel de Hungría
Jueves de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
En nuestro camino de fe nos puede ocurrir como a Jerusalén. Avanzamos sin fijarnos en los pequeños detalles que a nuestro lado se producen. Puede que la rutina nos empuje, pero ¿reconocemos al Señor en los gestos? Y pensamos que estamos en el camino correcto, pero ¿no se quedará vacía nuestra existencia?
Lc 19,41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:
-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!
Pero no: está escondido a tus ojos.
Legará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el momento de mi venida.
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