domingo, 5 de marzo de 2023

Este es mi Hijo, el amado...

 II Domingo de Cuaresma

Dios llama a Abraham a salir de su tierra y le señala la nueva tierra, fuente de bendición y de gracia. Jesús, transformado, revela a sus apóstoles la tierra prometida. Para acceder a ella es necesario recorrer el camino que pasa por la cruz y la resurrección. La transfiguración de Jesús en el Tabor es prefiguración de su glorificación. El cristiano, llamado a una vida santa, debe asumir los duros trabajos del Evangelio.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Mt 17,1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.

Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

De repente se Ies aparecieron Moisés y Elias conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:

«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elias».

Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:

«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».

Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:

«Levantaos, no temáis».

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.

Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:

«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

No hay comentarios:

Publicar un comentario