San Antonio Abad
Miércoles de la II Semana del T.O.
Qué peligro tiene la actitud de aquellos que están esperando a ver si el otro se equivoca, si hace aquello que “no debe”, si compromete alguna norma aprendida… Un solo Señor será quien examine el amor que pusimos en lo que hicimos, pero ¡cuánto nos gusta ponernos como regla de comportamientos morales…!
Mc 3,1-6
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano.»
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
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