San Juan Bosco
Miércoles de la IV Semana del T.O.
Parece que quienes desde la infancia conocían más y mejor al hijo de María y José no eran capaces de mirar con otros ojos que la vecindad. No fueron capaces de traspasar el significado de las acciones de Jesús. Y es que para entender el significado de los gestos del Señor es necesaria la fe. De lo contrario nos quedaremos con una pequeñísima parte de la obra del Dios que se perdería en los inicios de nuestra era.
Mc 6,1-6
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
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