domingo, 2 de febrero de 2025

Luz para alumbrar a las naciones...

 Fiesta de la Presentación del Señor

IV Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús es presentado en el Templo, como mandaba la Ley. No se puede obviar el estricto marco legal del judaísmo ni el exhaustivo cumplimiento del mismo por parte de José y María. Pero un gesto de la tradición judía se convierte en un momento de gracia, en el que la esperanza del resto de Israel se ve confirmada en las palabras de Simeón. Quienes estaban esperando la presencia del Señor se ven reconfortados en el niño presentado en el Templo y ven en él la Luz para iluminar a los pueblos. Son precisamente los más humildes y sencillos los que reconocen en el niño Jesús la presencia de Dios. ¿Dónde vemos nosotros la Luz de nuestra vida?


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Lc 2,22-32

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario